Las Islas Lofoten. Esa lengua de pequeñas islas que sobresalen de la Noruega continental por encima del círculo polar ártico. El paraíso de los senderistas y de los amantes de paisajes de ensueño. Si algo caracteriza estas espectaculares islas son sus montañas cortadas verticalmente que acaban abruptamente en el mar, y la consecución de túneles y puentes que las unen, haciendo de la carretera E10 una de las denominadas «escénicas» de la red de carreteras noruega.
¿Cuándo visitar Lofoten?
Es una pregunta clave y la primera que tienes que formularte. Tienes que tener muy claro en que época del año te gustaría visitarlas, porque son dos escenarios completamente distintos. Además, la ausencia o por contra el exceso de luz condicionan mucho los planes. Mi recomendación es que te informes bien previamente, anotes los pros y los contras que te ayuden a decidirte, junto a tus propias preferencias o disponibilidad, claro.
Ya había estado al inicio de un invierno, en noviembre, y la experiencia fue totalmente distinta. Consulta aquí el viaje organizado al que me apunté con Tierras Polares. Fueron menos días que en este de verano y lógicamente menos las actividades, además incluía dos días en la Laponia sueca donde estaba hasta arriba de nieve, pero lo cierto es que resultó un viaje muy bien apañado y organizado. Si quieres ir por tu cuenta en invierno, mide bien los tiempos porque te parecerá sobre el papel que llegas a un sitio a buena hora y llegarás completamente de noche. Los tiempos de carretera, las caminatas, etc, todo tiene que estar medianamente preparado previamente. Si vas por tu cuenta en verano, también, aunque en este caso puedes ser más permisivo, e incluso salir de caminata a medianoche. No obstante, si tu objetivo principal es realizar algunas de las rutas de trekking más conocidas y que tanto abundan en Lofoten, infórmate bien porque muchas están cerradas durante el invierno por las malas condiciones del camino, por ejemplo Reinebringen. Para disfrutar de pleno de esta actividad, el verano es la mejor época.
Personalmente prefiero el invierno con diferencia por la presencia de auroras pero las horas interminables de luz del verano pueden resultar muy atractivas para hacer muchas cosas. En este post te voy a contar mi experiencia en el mes de junio, durante el solsticio de verano, así que sigue leyendo si te interesan esos largos días estivales!
Verano en Lofoten
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Una vez has decidido ir en verano, empieza el trabajo previo: infórmate, documéntate de qué quieres ver, qué playas, qué excursiones, qué pueblos… ponlo todo en un mapa y ve haciendo la ruta usando Google Maps para calcular horas de coche. Comprueba dónde hacer paradas logísticas (supermercados, gasolineras), qué ferrys hay que tomar y dónde quieres dormir. Con todo eso ve haciendo las etapas por días, lo que te quede muy alejado descártalo o si es algo que quieres ver sí o sí, adapta la ruta para llegar, buscando otros puntos de interés por la zona que completen la jornada.
Ten en cuenta que las Lofoten es principalmente una única carretera, la escénica E10, así que seguramente irás y volverás por la misma ruta por tanto no te agobies de querer verlo todo a la ida, deja cosas para la vuelta. Hay quien prefiere alojarse en un mismo sitio y desde allí se mueve para un lado u otro. Por ejemplo desde Leknes como base, tienes prácticamente todo a un radio de 1 o 2 horas. En invierno es casi inviable, perderías demasiado tiempo muy valioso. Yo recomiendo ir cambiando, por varias razones, porque si no te gusta ese alojamiento o esa zona, ya estás vendido. Porque te permite despertarte al inicio de una caminata, por ejemplo en la Ryten & Kvalvika Trail Farm. O que al terminarla tengas ya a mano una ducha y tu cama. También para no acabar hasta las narices de conducir una y otra vez los mismos tramos. Y sobre todo porque despertarte un día en una playa, al día siguiente bajo una montaña, otro día en un rorbuer de un pueblo pesquero… hará más completo tu viaje y experimentarás todas las posibilidades!
Un viaje tipo road trip no se puede improvisar, hay que prepararlo y reservar las cosas con antelación. Luego obviamente, siempre se pueden alterar planes sobre la marcha, pero la base hay que llevarla ya hecha. Ten en cuenta además que Noruega en general tiene en junio/julio su temporada más alta y los hoteles, cabañas, campings… tienden a llenarse con rapidez.
Si no te gusta esta fase de preparativos y no puedes con el estrés de cuadrarlo todo, puedes ir con un viaje organizado, ellos lo harán todo por ti, reservarán los alojamientos, las actividades, los traslados, y resolverán cualquier eventualidad. Te recomiendo Tierras Polares, Arctic Yeti o Coordenadas Remotas.
Para ir a Lofoten se puede volar al aeropuerto militar de Evenes (Harstad/Narvik), que además tiene vuelos directos a Palma con Norwegian en verano. Pero entonces llegas al continente y tienes que echar carretera para llegar a las islas, pasando por las otras islas Vesterålen. Si quieres llegar directamente a las Lofoten puedes hacer dos cosas, o bien volar a Bodø, también en el continente, más al sur, y desde allí coger un ferry hasta Moskenes. O volar a los modestos aeropuertos de Leknes o Svolvær, desde Oslo hay vuelos con la aerolínea doméstica Widerøe. Aterrizarás directamente en el epicentro de las islas y te ahorrarás kilómetros de carretera si tu objetivo es el puro Lofoten.
Un consejo: no infravaloréis a las islas Vesterålen, son igualmente maravillosas, con playas enormes desérticas, tranquilidad, posibilidad de ver ballenas, precios más baratos que en Lofoten. Bien valen 2 ó 3 días para descubrirlas!

La carretera E10 recorre completamente todas las islas de Lofoten, no tiene ningún peaje, ni un túnel ni un puente de pago. Fuera de esa carretera escénica, sí hay peajes para entrar en Harstad o en Narvik, y obviamente en el caso que tengas que tomar algún ferry como el de Melbu a Fiskebøl. Solamente tienes que disfrutar de la conducción por parajes impactantes y estar pendiente del tiempo y de las posibles incidencias de las carreteras. Para ello, mi recomendación es consultar cada día Yr, el Instituto Noruego de Meteorología, y Vegvesen para el estado de las carreteras, donde tendrás información actualizada de obras, tramos cortados, posibles desvíos. Consúltalo antes de iniciar tu ruta pues te podrías encontrar obras inesperadas, túneles cerrados o alguna que otra sorpresa. Y mejor saberlo con tiempo para buscar alternativas. También atentos a los alces que pueden aparecer en la carretera, aunque son más de estar escondidos en los bosques.
El límite de velocidad es 80 en condiciones normales por carretera, 50 en poblado, y a veces 30. Sólo encontré un tramo de 90, y es a la salida del aeropuerto. Tómate en serio la velocidad, aquí no se andan con tonterías. Os daréis cuenta enseguida que hay algunos tramos de carretera muy estrechos sin marcas viales, y en más de una ocasión que el que venía de frente no se apartaba sufrí por no caer en la cuneta. Verás que a veces te encuentras con apartaderos marcados con la letra M, no son para parar a hacer fotos, son para dejar pasar al contrario. Encontraras algún puente de 1 solo carril, en Reine por ejemplo. Y fuera de la E10 también algún túnel de una sola vía.
Los túneles atraviesan montañas enteras y por tanto te pueden llevar de un sitio a otro completamente distinto, puedes venir de uno soleado mirando al sur para salir a otro lluvioso o vetoso mirando al norte. Si hay un dicho en Islandia que dice: «si no te gusta el tiempo en Islandia, espera 5 minutos», en Lofoten yo digo: «si no te gusta el tiempo en Lofoten, ceuza un túnel y al salir aparecerás en otra dimensión espacio-temporal».
En verano abundan más las obras en la carretera ya que en invierno las condiciones son más complicadas para los trabajos. Se está construyendo un nuevo tramo de 82 kms, previsto para 2028, que atravesará varias montañas, desde Gullesfjord hasta Tjeldsund bru, e incluirá 22 puentes y 7 nuevos túneles. Nadie como los noruegos para llevar a cabo obras de ingeniería de este calibre, en túneles y puentes no les gana nadie. Tenlo en cuenta, porque la circulación entre esos puntos está ahora mismo afectada, con tráfico lento, regulado por semáforos alternos.
Un tema importante a tener en cuenta son los posibles trayectos en ferry. Normalmente con el coche de alquiler tienes incluido el Autopass, pregúntalo siempre, y eso lo facilita todo ya que los pagos se hacen automáticamente, sólo tienes que embarcar, desembarcar y despreocuparte. Después la empresa de alquiler del coche te pasarán el cargo. Si no te lo incluye, debes registrar la matrícula en su sistema para obtener el Autopass, o puedes pagar al revisor que controla la cola. Lo mismo para pagar peajes como el de Harstad o Narvik.

Muchas son las playas destacadas de Lofoten y Vesterålen, es algo característico de esta zona de Noruega, como ya pude comprobar en la isla de Senja. Es sin duda uno de los grandes atractivos del verano y un gran reclamo para los visitantes.
Haukland + Vik. Las dos están juntas, muy cerca de Leknes. Vik es más pequeña pero más salvaje. Haukland es más amplia y tiene parking (de pago), cafetería y baños. Es por eso que es muy popular entre los visitantes pero también entre los propios noruegos. Desde aquí parte la ruta de Mannen, desde donde está tomada esta primera imagen. Tiene unas aguas azul turquesa impactantes, pero eso es algo que voy a repetir en la descripción de todas las playas! Se puede llegar a la siguiente playa, Uttakleiv, a pie por un camino que rodea todo el monte junto al mar, o se puede seguir por carretera, atravesando un túnel.
Foto de Visit Lofoten


Uttakleiv. A pesar de la cercanía con Haukland, sólo separadas por una montaña, Uttakleiv es muy diferente. Mientras que Haukland es más tranquila, ya que está más recogida, ésta se encuentra más expuesta al océano, encarada hacia el norte. No tiene las aguas turquesas y cuenta con la particularidad de tener toda una zona de rocas, bien modeladas por el oleaje. Entre ellas, el llamado «Devil’s Eye», el Ojo del Diablo. Se trata de una oquedad en la roca, que se llena de agua con la marea y las olas, y contiene una piedra redonda en el centro. Cuando el agua está en calma, y con los colores rojizos y verdes de las algas, da la sensación de ser un ojo maléfico. Aunque me costó encontrar el ángulo perfecto para apreciarlo. Tiene parking de pago.
Ramberg. Diría que es la playa por excelencia de Lofoten, una de las más bonitas y populares. En condiciones favorables es un auténtico paraíso de una arena tan blanca que casi daña a la vista. Ahora bien, si la encuentras con mal tiempo, el viento es desafiante. Es muy conocida por ser una de las playas destacadas para practicar el surf, pero yo creo que lo es más su vecina Skagsanden, en Flakstad. Es muy fácilmente accesible desde la carretera. Puedes verla en esta impactante imagen aérea.
Kvalvika. Es una de las playas vírgenes más reconocibles de Lofoten, sale prácticamente en todas las postales y guías. Digo que ésta es virgen, no porque las demás estén mega construidas, si no porque no es accesible por carretera. Tienes que hacer una caminata de 1 hora y media sólo de ida. Os recomiendo que veáis el documental North of the Sun, donde dos amigos pasaron un invierno entero en esta isla, surfeando en la oscuridad, viviendo en un diminuto refugio que se construyeron con todo lo que el mar les traída, restos de madera, neumáticos, plásticos, etc… Esta primera imagen está tomada desde lo alto de la ruta de Ryten.
Foto de The Outbound

Bleik. Se encuentra en el archipiélago de Vesterålen, concretamente en la isla de Andøya. Es una de las playas más grandes de toda Noruega y tiene delante un islote donde anidan los frailecillos, Bleiksøya. Esos picos del fondo me recuerdan mucho a los Dientes del Diablo de Senja.
Gimsøy. Menuda sorpresa me llevé con estas playas! En mi búsqueda de lugares menos transitados que los habituales, vi en Google Maps que el color de las playas aquí parecía irreal, así que tuve que ir a comprobarlo. Y vaya si lo era! Junto a la aislada iglesia de Gimsøy Kirke se despliegan salvajes lenguas de arena blanca, donde crían varias aves, que en contraste con el intenso azul del mar, resultan en imágenes de postal. Daban ganas de darse un baño, si no fuera porque fuera hacía un vientecillo fresco, y dentro el agua estaba a 10º.
Bunes. A Bunes Beach sólo se puede acceder en ferry desde Reine. Desembarcando en Vinstad y después de una caminata de unos 40 minutos, llegas a lo alto de la colina desde donde se divisa la enorme playa, orientada al norte, plagada de pequeñas dunas con vegetación. Desde ahí otros 15 minutos para llegar hasta el mar. Y has de contar con toda la vuelta. Los horarios del ferry no lo ponen fácil si no quieres llegar con la lengua fuera. Pero sólo verla desde ahí, desde lo alto, es quizás lo más impactante de la ruta. Recomiendan reservar plaza en el ferry, sobre todo en temporada muy alta, aunque siempre guardan plazas para los walk-ins, eso sí para asegurarte entrar hay que estar al menso media hora antes. Si pierdes el ferry de vuelta te toca dormir a la intemperie.
Hay otras playas destacadas, quizás no tan populares, que podrás ver en la sección del «día a día».

Henningsvær es uno de los pueblos más reconocidos de las Lofoten, junto con Reine. Por qué? Seguramente por su famoso campo de fútbol en una pequeña isla, rodeado de agua. Es algo muy curioso de ver, pero sólo puedes ver el efecto y la perspectiva desde una imagen aérea con dron, a pie de campo sí, ves el mar, pero no aprecias la foto completa. También es conocido como «la Venecia de las Lofoten» por su canal central navegable. Y como no, por el majestuoso escenario para llegar, atravesando puentes y sorteando altas montañas.
Reine compite también como el enclave más conocido. Las casitas rojas bajo una inmensa montaña son aquí. Bueno, para ser más exactos son en Hamnøy, a la entrada de la bahía y del fiordo. Después está Sakrisøy. Los tres pueblos están unidos por puentes de un solo carril. Configuran uno de los enclaves más pintorescos y fotografiados de Lofoten.
Å, es el último pueblo de la carretera. Tiene el atractivo no sólo de eso, también de su curioso nombre (el cartel que anuncia la entrada al pueblo es frecuentemente robado) y porque se mantiene como antaño, no en vano es un museo al aire libre. Sus múltiples rorbuer rojos plantados encima del mar son una imagen muy característica al igual que los acantilados que miran al mar infinito.
Nusfjord, es otro de los pintorescos pueblos que parecen sacados de un cuento, también con sus coloridos rorbuer. Lo impactante de Nusfjord es que está encallado entre un estrecho fiordo y sobre todo la carretera para llegar que atraviesa majestuosas montañas. En esta ocasión no llegué al pueblo, ya había estado en 2021, pero sí me acerqué pronto para ser la única en la carretera.
Kabelvåg, es un pequeño pueblo que vive a la sombra de Svolvær, están muy cerca, a 5 minutos. Aquí está la Catedral de las Lofoten, impresiona girar una curva y encontrártela ahí en ese entorno. Es un pueblecito muy pequeño, con un humilde puerto pesquero.
Svolvær, es digamos la gran ciudad de las Lofoten con su propio aeropuerto y es parada obligada para abastecerse, poner gasolina, y además queda en medio de la ruta por lo que es un sitio ideal para parar un poco y estirar las piernas. También por eso, puede ser el lugar perfecto para hacer base un par de noches, porque tiene muy cerca otros puntos interesantes y rutas recomendadas. Pasea hasta la escollera donde encima de las rocas está la «Fiskarkona», la mujer del pescador, que le espera en tierra.
Leknes, es la otra ciudad que tiene aeropuerto. No es más que una calle comercial para hacer alguna parada técnica, pero tiene otras poblaciones cercanas como Gravdal donde hay un hospital, y Ballstad. También su puerto es parada de grandes cruceros.
Stokmarknes y Sortland, en las Vesterålen, son ciudades muy pequeñas y muy de paso. Ambas tienen puentes importantes puentes de acceso, ambas son paradas del Hurtigruten, pero quizás puede resultar más interesante Stokmarknes por albergar el colosal Museo Hurtigruten, un enorme edificio acristalado que expone un histórico barco dentro.
Andenes, en el extremo más al norte de Vesterålen, es un pueblo que sólo visitarás si vas a propósito para ver ballenas, o si llegas desde Senja en el ferry.

Esta no es una guía experta así que siento no poder aportar información muy técnica, existen multitud de webs donde informarme al detalle, casi metro a metro, de todas los hikings de Lofoten. A mí especialmente me gustaron mucho todos los posts de The Travelling Hiker, muy bien explicados y visualmente muy completos, cada uno de ellos con fotos, mapas e infográficos!
Al final no pude hacer todas las que tenía en mi hoja de ruta. Por una estúpida caída subiendo a Festvågtind en Henningsvær me vi obligada a reducir mis ambiciosos planes de hacer 1 o 2 subidas por día. Y digo subidas, porque prácticamente todas las rutas son para subir a picos y volverte loco con las vistas. Lofoten, ya lo sabéis son montaña tras montaña, y desde lo alto de cada una de ellas hay una perspectiva diferente de las islas, todas igual de impactantes.
Reinebringen. Es la estrella, sin duda la más popular y por ello, obviamente, la más saturada. No llegué a hacerla, pero desde la carretera se ve la subida y se identificaban claramente a las personas, era un interminable reguero de puntitos de colores en fila. Además, ya desde Reine, desde donde empieza, es un continúo ir y venir de gente. Lo mejor es hacerla bien pronto por la mañana, al caer la tarde o incluso por la noche bajo el sol de medianoche. Son 1974 escalones sherppa (muy habitual en Noruega esto de los escalones de sherppa, en Tromsø también los instalaron para subir los 421 metros de Storsteinen). Es una auténtica cansa-piernas, eso sí, las vistas de Reine, su fiordo y todas las montañas cercanas en un día claro bien valen el esfuerzo. Para aparcar lo suyo es hacerlo en el mismo pueblo de Reine, pagando el parking, porque aunque hay algunos puntos para aparcar a lo largo de la carretera, e incluso pasado el túnel, se llenan enseguida,
Ryten / Kvalvika. Otra de las rutas clásicas. En esta ocasión se puede hacer sólo la playa de Kvalvika, o sólo el pico Ryten, o combinar ambas cosas. Aquí podéis ver como en 2021 hice la ruta de la playa. Esta vez me tocaba el pico. Y no las tenía todas conmigo, por la maldita lesión en la pierna y porque el día estaba muy desapacible, lloviznaba. Pero me armé de valor tras haber leido que no era excesivamente complicada y que tenía interminables horas por delante, que no tenía ninguna prisa, nadie me esperaba y tenía mi alojamiento disponible en cuanto terminara. El camino es muy sencillo y está siempre muy bien indicado y marcado, casi siempre hay que seguir caminos de tablas, excepto unos pasos por rocas en los que es conveniente ayudarse de unas cadenas. Llovía y el suelo estaba muy embarrado, tenedlo en cuenta. Una vez llegas a un punto en que se ven las dos playas, podrías parar ahí si quisieras, ya es suficientemente satisfactorio. El llegar a la cima más alta para hacerte la foto como si estuvieras colgando del acantilado (ver la foto en la sección de playas) supone unos 20-30 minutos adicionales de subida empinada. Lástima que el cielo no estuviera despejado, el sol apenas se intuía, pero la vista es espléndida, no solo de la playa, también del valle, las bahías y el resto de montes de la zona. Se puede aparcar donde yo me alojé, en el Ryten and Kvalvika Trail Farm hay un parking enorme de pago. Desde allí se pueden hacer las dos rutas, para hacer solo la playa es mejor el que queda al otro lado del fiordo. Ver mapa.
Mapa de las rutas 68North 







Festvågtind / Nipen. Esta es la dichosa ruta donde me caí, y fue por no leer el cartel con las indicaciones, lo dice claramente, al principio el camino puede resultar confuso y puedes acabar desviándote, si eso ocurre tendrás que dar la vuelta. Fue lo que me pasó, y al ver que la gente iba por otro camino quise atajar por en medio, un pedregal tremendo donde me caí haciéndome una herida en la espinilla. Tuve que abortar misión y bajar al pueblo. Para llegar a Festvågtind tienes que, después de hacer la primera subida, dejar atrás el pequeño lago y seguir hacia arriba. Si en ese lago te desvías y avanzas por ese lado podrás llegar a un punto donde asomarte y ver el pueblo desde lo alto. Para aparcar tienes que tener la suerte de encontrar un hueco en una zona habilitada para 8-10 coches o si no dejarlo en la zona de pago junto a una construcción justo antes de donde arranca el camino.
Tjeldbergtinden. Una excursión muy gratificante, porque aunque es relativamente sencilla ofrece unas vistas espectaculares. Pero ojo hay que sufrir una subida muy pronunciada. Está muy cerca de Svolvær, para ello tendrás que empezar caminando desde la zona industrial de Osan, por un camino bien mantenido que pasa por un pabellón de tiro y que llega hasta una antena. Lamentablemente desde esa antena no se aprecia nada, hay demasiados árboles, por lo que te tocará seguir, esta vez sí ya por un sendero por la montaña.
Matmora. Mirad esta locura de fotos: 1, 2, 3, y 4. No me digáis que no es uno de los paisajes más alucinantes que habéis visto nunca. Pues esta ruta es una de joyas escondidas de Lofoten. No quiere decir que no haya gente, pero no está tan llena como otras más populares. A pesar de ello, no pude hacerla porque al pasar fue imposible aparcar el coche, sólo hay unos pocos sitios habilitados junto a la carretera y ya estaban llenos. Y esta zona está muy aislada, no es que tengas cerca un pueblo y puedas llegar andando. No hay nada en kilómetros a la redonda. Ojo, llegar a la cima es superar un desnivel de casi 800 metros.
Mapa de 68North
Mannen. Es una subida junto a la playa de Haukland, hubiera sido fácil hacerla porque el ascenso es bastante gradual, y además pasé bastante tiempo en la playa.
Mapa de 68North y foto de Around The World With Me

Roren-Mulstøtinden, muy cerca de Ryten y Kvalvika, sale de la misma playa/bahía.
Offersøykammen, el camino empieza muy cerca del túnel de Nappstaumen.
Djevelporten – Fløya – Svolværgeita. Esta es una subida imponente sobre Svolvær, primero a través de unas escaleras sherppa. Uno de sus mayores atractivos es la roca llamada «los cuernos de la cabra». Ojo, este tramo para llegar a los cuernos supone escalada con vías, no apto para cualquiera.

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Llegué al aeropuerto de Evenes, y tras recoger el coche de alquiler lo que hice fue irme directamente hasta Andenes, en la isla de Andøya, el punto más al norte de mi viaje. Unas 3 horas de conducción, apenas parándome. Tenía que llegar a dormir en Andenes, ya que al día siguiente por la mañana había contratado un tour de ballenas desde allí. Por el camino, a través de la carretera 82 que bordea la costa este de la isla, la presencia de Senja al otro lado del mar es imponente, y es que es aquí donde más cerca están ambas islas, y de hecho es desde el puerto de Andenes donde se unen por un ferry. Es digamos, la entrada natural si quieres hacer ambas rutas por carretera, sin tener que dar un enorme rodeo por el continente. Reconocí todos los picos que había tenido tan cerca en verano del 23. Haz una pequeña parada en la iglesia de Dverberg para admirar las vistas desde allí. Una vez instalada en mi hotel, salí a dar un paseo por el pueblo y a ver el sol de medianoche. El pueblo está tomado por las gaviotas, que anidan en cualquier ventana. No había nada abierto, sólo algunas personas, como yo, disfrutando de este curioso fenómeno en la zona del icónico faro. Era el primer sol de medianoche del viaje, pero desde luego no iba a ser el único.

La costa de Andenes es propicia para el avistamiento de ballenas, ya que se encuentra muy cerca del cañón submarino de Bleik, de más de 3000 metros de profundidad. Allí acuden ballenas, especialmente las enormes sperm whales o cachalotes, atraídos por la abundancia de su alimento favorito: los calamares gigantes que habitan el cañón. Desafortunadamente no tuvimos mucha suerte y sólo pudimos ver algunas ballenas piloto, algunos delfines y muchas aves. Aún así fue un día espléndido en el océano. Hay varias empresas que hacen tours, yo fui con Arctic Whale Tours, te dan charlas interesantes no sólo sobre los cetáceos, también sobre las aves que vamos encontrando, y te proporcionan una sopa caliente como almuerzo.
Una vez desembarcamos, me dirigí a recorrer la isla de Andøya por su costa occidental, por las carreteras 7702 y 7698, un tramo de 58 kms que forma parte de la Nasjonal Turistveg, la red de 18 carreteras escénicas de Noruega. Pasas por el Andøya Space Center, base de lanzamientos espaciales, por la preciosa playa de Bleik, una de las playas más grandes de Noruega, después por Stave, Nordmela, por el faro de Børhella (donde encontrarás uno de los baños públicos tan característicos de las carreteras noruegas, éste con espejos), Noss y Risøyhamn para ya seguir hasta Sortland, donde dormí.

Sortland es la ciudad más grande del norte de las islas Vesteralen. Desde allí, ese día lo dediqué a explorar la isla donde se ubica, Langøya, la tercera isla más grande de Noruega (sin contar las de Svalbard). La segunda es Senja. Mi primera parada fueron las playas de Bremnes, de arena blanca coralina y aguas cristalinas, con unas bonitas vistas de las imponentes montañas nevadas a lo lejos. Tranquilidad, ni un alma, sólo ovejas por el camino.
Seguí hasta Stø, un pequeño pueblo pesquero que mira al norte y punto de partida también de muchos tours de ballenas, ya que se encuentra incluso más cerca que Andenes del cañón favorito de las ballenas. Desde Stø se puede hacer una larga ruta costera, llamada la Dronningruta hike, que pasa por la playa de Skipssand. Yo sólo hice la caminata hasta esa playa.
Tras esta bonita excursión, seguí conduciendo hasta Myre, donde también me acerqué a ver las playas de Sandvika, en Sommeroy. Y desde allí, hasta Stokmarknes, donde dormí junto al colosal museo Hurtigruten.

Mi intención de hoy era cruzar pronto a las Lofoten en el ferry. Como era mi primera experiencia, y el ferry no se puede reservar, no sabía lo que me iba a encontrar, por si pudiera haber muchos coches decidí ir pronto a Melbu, como una hora antes. Si por lo que fuera no podía entrar en el de las 11, tendría que esperar más de 1h y media al siguiente. Al final no fue para tanto, y después de 45 minutos de travesía ya desembarco en Fiskebøl. Qué emoción! Ya estaba en Lofoten! En lugar de tomar ya desde allí la famosa carretera E10, decido salir a explorar la isla de Austvågsøya. Tenía el objetivo de subir al Matmora, un pico con unas vistas de escándalo (se pueden ver aquí o en esta imagen aérea), pero me di de bruces con la realidad de Lofoten… imposible aparcar, ni por supuesto en los pocos espacios a los pies de la ruta ni en los otros pocos cercanos. Así que aborté misión y ya sí me dirigí a enlazar con la E10 y dirigirme al sur, hacia Svolvær. Allí, en la ciudad más grande de Lofoten, llegué a tiempo para abastecerme, tienen varios supermercados, tiendas de deportes, cafés, restaurantes… Esa noche dormí en Kavelbag, en una residencia de estudiantes que en verano abren al público, muy bien situada junto a la Vagan Kirke, la Catedral de las Lofoten.
Por la tarde salí a «intentar» hacer la ruta de Tjeldbergtind. Intenté, porque aquí es donde me di cuenta que lo que los noruegos dicen una ruta «moderada» es en realidad subir una pared casi vertical, y una tiene que ser consciente de sus capacidades. Llevaba yo una hoja de ruta muy ambiciosa en ese sentido. Aún así, las vistas hasta donde llegué eran de escándalo, todo Svolvær a tus pies y con las cercanas montañas aún nevadas.

Hoy salí a descubrir la isla de Gimsøya. Para llegar a esta isla ya hay que cruzar el primer puente importante, Gimsoystraumen bro. Sin esperarlo, casi resultó ser uno de los sitios más bonitos del viaje. Las playas junto a Gimsøy Kirke son un espectáculo, vírgenes, extensas, de arena blanquísima! Y de aguas turquesas hasta donde alcanza la vista. Seguí hasta Hoven, una área vacacional donde hay un campo de golf y una zona con caballos.
Y ya desde allí, pasando antes por la curiosa escultura de espejos, me dirigí a Henninsvaer, uno de los pueblos más famosos de Lofoten. Lo conoceréis seguro por esas fotos aéreas donde se ve su campo de futbol entre las rocas, rodeado de agua por todos lados. Quería ir primero al pueblo, comer algo, pasear tranquilamente y al caer la tarde hacer la excursión que tenía pensada. Había leído que, como no, era difícil aparcar en las pocas áreas habilitadas cerca del inicio de la ruta, pero al pasar vi que había un sitio y alteré mis planes. Decidí iniciar la ruta en ese momento, quizás no fue una decisión acertada. La ruta hacia Festvågtind puede resultar dificultosa, pero a medio camino basta con parar en Nipen para tener una perspectiva magnífica de Henninsvaer y todas las islitas y canales que lo forman. Lamentablemente no llegué a verlo. Me equivoqué de ruta y en lugar de tirar a la derecha, donde el sendero no era muy evidente, me fui hacia la izquierda. Cuando ya llevaba mucho andado, vi a lo lejos que todo el mundo iba por la derecha, y en lugar de deshacer el camino y coger el correcto, decidí intentar llegar atajando por en medio, por una zona de grandes piedras. Me caí. Fue inevitable. Me hice una buena herida en la espinilla, y ante el temor de que fuera serio o fuera a más, decidí regresar. En Henninsvaer no hay servicio médico, ni siquiera una farmacia. En el supermercado compré lo necesario para limpiarme la herida y cubrirla. Una vez hecho ya me quedé más tranquila y pude disfrutar un poco del colorido pueblecito, pero este percance condicionó en buena parte el resto de mi viaje.

Después de pasar la segunda noche en Kavelbag, pasé por Svolvær para allí sí, intentar que me vieran la herida. Pasé por el centro médico y me dijeron que la veían bien, que la mantuviera limpia y tapada. Me quedé más tranquila, porque mi máxima preocupación era que no se infectara. Ya sabéis, si alguna vez necesitáis un médico en Lofoten, contactadme, porque visité dos en Svolvær, además de un hospital grande que hay en Gravdal, entre Leknes y Ballstad, unos días más tarde para controlar que todo seguía en orden.
Me quedaban muchos kilómetros hasta Ramberg, donde dormía hoy. Una vez pasado el Museo Vikingo, tomé el desvío hacia la playa de Haukland. Ojo, porque hay dos caminos, uno más corto de gravilla, y otro asfaltado que bordea la costa y es un poquito más largo. Por este segundo camino llegas a la playa pasando antes por la gemela playa de Vik. Ambas son preciosas, de arena dorada y agua turquesa, pero Haukland es la más concurrida, tiene un parking grande con baños y una cafetería. Pueden ser dos de las playas más bonitas de Lofoten. Estaba llena de gente haciendo picnics, familias con sus sombrillas, neveras… vamos, un típico día de playa. El día era espléndido, totalmente veraniego. Aquí es donde hice un amago de bañarme, entrar y salir. A lo lejos empezaba a verse como unas espesas nubes bajas empezaban a cubrir las cimas cercanas. A través de un túnel de un solo carril, tan temidos por mí, se accede al otro lado de la montaña a la playa de Uttakleiv. La subida a esa montaña es precisamente una popular ruta de senderismo, Mannen, que obviamente no hice. Al salir del túnel al otro lado, el tiempo era completamente diferente, pasé de ir en bañador a ponerme el plumas y el cortavientos. Esta playa, más agitada por el viento y las olas, es famosa por su Devil’s Eye, el Ojo del Diablo, una curiosa oquedad en las rocas con una piedra redonda en medio, y que cuando está llena de agua los colores rojizos y verdes le hacen parecer un ojo maléfico. Me costó encontrar el ángulo perfecto para ver ese efecto, pero me hago una idea.
Desde allí, tras pasar por Leknes y atravesando el primer túnel submarino del viaje, media hora después llegaba a Ramberg, en unas condiciones de viento y llovizna inesperadas. Una pena porque mi idea era pasar el atardecer en la playa, pero solo pude dar un corto paseo bien protegida.

El día amaneció igual de feo o peor, lo cual me obligó a alterar los planes. Decidí, viendo el pronóstico del tiempo de todas las zonas cercanas, acercarme a Reine donde lucía el sol, aunque hacía bastante frío. Reine es una de las bahía con las imágenes más famosas de Lofoten. Para llegar has de atravesar varios túneles semi abiertos, con vistas al mar, y dos túneles. Cuando sales del segundo apareces de pronto en Hamnøy, la primera isla, y donde están las casitas rojas bajo la montaña, imagen de postal. Todas las pequeñas islas están unidas por puentes con un solo carril, regulados por semáforos. La siguiente es Sakrisøy, donde está Anita Sea Food, famosísimo lugar para pararte a tomar pescado fresco, bacalao o una reconfortante sopa de pescado y marisco. Tambien aquí se haya la famosa casita amarilla, como os digo muchas de las imágenes que conocemos de Lofoten son aquí. Y finalmente Reine, la isla más grande.
Fue solo una parada de reconocimiento en Reine, ya que iba a volver al día siguiente a dormir. Hoy mi objetivo era esquivar el mal tiempo, pero iba a dormir en Fredvang a los pies de la ruta de Ryten. Así que allí me dirigí. Había reservado este bonito y coqueto alojamiento, para poder arrancar o bien pronto por la mañana para hacer la ruta, o bien por la noche y tener una ducha caliente nada más terminar. No sabía si iba a seguir adelante con este plan debido a mi herida, así que desde la habitación que me dieron podía observar el inicio de la ruta y como iban los senderistas, como era la inclinación, el camino.. había leído mucho sobre cada tramo de esta ruta y sus dificultades. Desde aquí parten dos rutas o una si se hacen juntas, o bien hacia la playa de Kvalvika o bien haca lo alto de la cima de Ryten. La playa ya la había visitado en noviembre del 21 con Tierras Polares, fue algo maravilloso, y aunque la verdad me hubiera gustado verla en verano, me decanté por hacer Ryten. Me armé de valor, y bajo la llovizna y el cielo gris, partí con calma. No tenía prisa, tenía todas las horas que quisiera por delante, poco a poco, y esta vez sin tropezar llegué casi hasta la cima! Qué espectáculo ver la playa desde lo alto, las olas rompiendo en la arena, el sol intuyéndose tras las nubes, el contraste de los colores, verdes, dorado, azul intenso… No me animé a subir los últimos metros. Habréis visto también imágenes de gente sentados en una piedra que sobresale y parece que quedan colgando sobre la playa en la alturas, es aquí. Bajé poquito a poquito solo pensando en la pizza que iba a cenar. La Kvalvika and Ryten Trail Farm hace pizzas y helados en un trailer junto al aparcamiento. Una de las mejores pizzas que he comido nunca!

Ahora sí, me dirgí a Reine donde iba a dormir esta noche. Pero pasé de largo y quise llegar hasta Å el último pueblo de las Lofoten, al menos el último hasta donde llega la carretera. Más allá están las islas de Værøy y Røst a las que solo se puede llegar en ferry o en avioneta. Å es un museo al aire libre, conserva todo su encanto de antiguo puerto pesquero, la panadería, la tienda de recuerdos, todo está como sacado de los años 50. Esta zona de la carretera entre Reine y Å es casi la más saturada de Lofoten, porque aquí está Moskenes de donde sale el ferry a Bodø, y por donde llegan muchas de las campers y motor homes que visitan las islas cruzando Europa.
Volví a Reine a comer y a hacer check-in en el alojamiento, había reservado para las 15.00 hrs pasaje en el ferry que une algunas pequeñas poblaciones del fiordo de Reine. El trayecto hasta Vinstad, donde me bajé, transcurre por un fiordo de acantilados imposibles. Una vez en tierra hay que caminar por un sencillo sendero hasta Bunes Beach. Desde allí la vista de la playa es impresionante.
Para la noche tenía pensado hacer la subida a Reinebringen, 1974 escalones. Pero no estaba segura de mis capacidades, así que decidí no arriesgar. A mí ya me hace feliz y me satisface estar allí y disfrutar de otras cosas.

Este día ya inicié el camino de vuelta. Recordad que vuelves a deshacer la carretera E10. Sin embargo, aproveché para parar donde no había podido a la ida, por ejemplo en la carretera que lleva a Nusfjord. Es un entorno espectacular, una enorme montaña en forma de anfiteatro estriado, efecto de un antiguo glaciar ya extinto. Da la sensación de que la montaña engulle la carretera misma.
También me paré en Unstad, una famosa playa para practicar surf. Pero habiendo visto playas maravillosas, ésta no me pareció gran cosa. Dormí en Svolvær.

Día de carretera bajo la lluvia, atravesando hasta 6 túneles, el segundo submarino del viaje, por el parque nacional de Moysdalen. El más largo, de 6 kms que se hacen interminables. Después, todo el tramo de carretera desde el camping de Gullesfjord hasta Tjeldsundbrua está en obras por un colosal proyecto que atravesará las montañas a través de túneles y puentes y que facilitará la comunicación y los trayectos en esta zona.
Hoy dormí en Lødingen, un pueblecito sin nada especial, pero estratégicamente bien situado.

Tenía hotel reservado en Narvik, relativamente cerca del aeropuerto. Me parecía una visita interesante por su historia y todo lo que representó en la II Guerra Mundial. Pero analizando bien los tiempos y contando que estaba ya cansada de tanto conducir, logísticamente quedaba un poco lejos y era un desvío casi innecesario, así que cancelé mi hotel allí y reservé el Tjeldsundbrua Hotel junto al puente y a 20 minutos del aeropuerto. Ya había estado en este hotel en 2021, pero en las rourber (las casitas de pescadores) que tienen junto al mar. Esta vez estuve en el hotel. Pero antes pasé por Harstad que sí estaba más cerca. No mucho que ver, domingo, todo cerrado, parecía un pueblo fantasma. Me acerqué a ver la zona histórica de Trondenes.
Una vez instalada en el hotel me acerqué a ver el puente, y algunas zonas cercanas. Llegué en busca de alces hasta Ramstad y Ramsund, donde me topé con una zona militar, cerca del aeropuerto.

Poco que decir de esta jornada, dormir tan cerca del aeropuerto es buena idea si tu vuelo sale pronto. Llenar gasolina, devolver el coche y lista para facturar todos mis recuerdos!

Dormí en estos alojamientos y por este orden.
- Andenes. Hotel Andrikken. Con desayuno incluido. Hotel sencillito, a 10 minutos del puerto a pie. Parking gratuito en la calle.
- Sortland. Scandic Sortland. Con desayuno incluido. Hotel moderno, junto a la terminal del Hurtigruten y muy cerca del centro. Sortland no es una ciudad grande y no tiene grandes cosas que ver. Aparcar en la ciudad es prácticamente de pago en todas partes, el parking que tiene al lado el hotel me costó 12 euros por toda la noche. Es conveniente descargarse la app EasyPark y registrar la matrícula del coche que uséis, porque creedme, la vais a tener que utilizar en más de una ocasión, ya que muchos de los pagos son automáticos. El hotel tiene una sauna flotante de Pust, los mismos que tienen la sauna de Tromsø.

- Stokmarknes. Quality Richard With. Con desayuno incluido. Hotel moderno, de muy nueva construcción junto al majestuoso Museo Hurtigruten y con vistas al puente que da acceso a esta pequeña ciudad. Tiene parking privado gratis para clientes.

- Kabelvåg. Lofoten sommerhotell og vandrerhjem. Con desayuno incluido. Aquí dormí dos noches. Es un albergue, residencia de estudiantes en invierno, que se abre en verano a visitantes. Cuenta con instalaciones muy completas, sala de tv, de conferencias, biblioteca, cocina, comedor. Tiene varios tipos de habitaciones, las más económicas tienen lavabo privado, pero el wc y las duchas son comunitarias. Tiene parking privado gratis y está situado junto a la Catedral de las Lofoten, en Kabelvåg, a tiro de piedra de Svolvær. En Kabelvåg encontraras un pequeño café donde hacen pequeñas delicias, Hjørnet Kafé.
- Ramberg. Arctic Apartments. Sin desayuno. Con parking privado gratis. En principio había reservado en el Lofoten Beach Camp, un alojamiento muy muy básico en un camping, el epicentro de los surfistas en la cercana playa de Skagsanden, pero cuando hice un nuevo repaso de opciones, a ver si había salido alguna nueva o habían bajado algún precio (suelo hacerlo varias veces antes de un viaje, por eso reservo siempre tarifas reembolsables) aparecieron estos apartamentos, nuevos, todavía en construcción y que inauguraban justo unos días antes de mi llegada. Su ubicación en plena playa de Ramberg lo hacía muy atractivo y decidí darme el capricho. Lástima que el día que llegué a Ramberg no era nada apacible y no puede disfrutarlo como me hubiera gustado. Me dieron un apartamento en la planta baja, con su terraza, mesa y sillas, que no pude utilizar, pero sí su enorme ducha, y cocina completa, donde por primera vez pude cocinarme algo para cenar.
- Fredvang. Ryten and Kvalvika Trail Farm. Sin desayuno. Con parking privado gratis. Uno de los alojamientos con más encanto de mi viaje. Además de su ubicación a los mismos pies del inicio de la ruta de Ryten y Kvalvika, está completamente reformado y huele a cabaña de madera, todo decorado muy nórdico, muy acogedor. Tiene solo 4 habitaciones, así que tuve mucha suerte de encontrarlo disponible, además me dieron una enorme habitación triple! Tiene fuera, junto al parking, un trailer donde hacen pizza napolitana y auténticos helados italianos. Me supo a gloria la pizza que me zampé al terminar la caminata. Además llovía, y se ofrecieron a traérmela al comedor, donde estaba la chimenea puesta. Todo un lujo! El personal de diez todos! Tiene los baños compartidos, tiene lavadora y una cocina muy completa.



- Reine. Catogården. Sin desayuno. Un alojamiento muy singular. Situado en pleno Reine, en un precioso edificio antiguo que fue el ayuntamiento, decorado con antigüedades y objetos vintage. Tiene 10 habitaciones, cada una distinta, y baños compartidos sacados como de otra época. También tiene un pequeño gimnasio donde hacen yoga por las mañanas, sauna y jacuzzi con vistas al mar, y organiza salidas en kayak. Tiene una pequeña cocina donde puedes prepararte el desayuno o hacer la cena. Y sobre todo dos grandes terrazas de madera donde poder estar al sol y admirar las vistas. También una enorme ventaja es que tenga algunas plazas de parking disponibles, ya que no es fácil aparcar en Reine.



- Svolvær. Lofoten Rourber. Sin desayuno. Un auténtico hotel de estilo marinero, en pleno puerto de Svolvær. De hecho las habitaciones son los nombres de los barcos de Hurtigruten, siempre tan presente en Noruega. Fue precisamente en Svolvær donde lo vi llegar, y lo oí… porque al igual que en Tromsø siempre toca la bocina al entrar a puerto. Luego más tarde vería llegar también el Havila, que al hacer la misma ruta siempre parece que se van persiguiendo el uno al otro. A mí me tocó la habitación MS Midnatsol, muy bien apañada, con baño privado y unas vistas espectaculares. Cocina comunitaria enorme, que nadie utilizó, y varias terrazas al sol. Parking privado gratis.

- Lødingen. Lødingen Brygge. Con desayuno incluido. Habitaciones sencilla con baños compartidos en un edificio anexo. Desayuno bastante aceptable.

- Evenskjer. Tjeldsundbrua Hotel. Un hotel de carretera, pero que cumple perfectamente su función, servir de base al aeropuerto de Evenes, no en vano es parada casi obligatoria de todos los tours y visitantes de pasada. Tiene un restaurante de comida rápida abierto todo el día y un desayuno bastante sencillo, por no decir pobre. Lo mejor son las vistas espectaculares al puente.

Te conviene llevar siempre latas, frutos secos, barritas.. porque no sabes donde vas a acabar comiendo. Además, en algunos supermercados, en los Extra sobre todo, tienen «salad bar» y es un sistema de hacerte tu propia ensalada al peso, eligiendo los ingredientes que quieras, atún , huevo, legumbres, pollo, tomate seco, tomates cherry, pasta, semillas, rúcula, aceitunas, … que eso te saca de un apuro, te la llevas hecha en el coche y te la comes cuando quieras.
También he subsistido a base de bollos de canela, y es que ahí donde llegabas el reclamo era «the best cinnamon bun in town«, y claro… no podía pasar sin comprobarlo.
Esta es mi lista de cafés imprescindibles en Lofoten.
- Leknes, Huset Kafé
- Svolvær, Laura’s Cafe
- Å, Bakeriet på Å
- Reine, Bringen Kaffebar
- Unstad, Unstad Arctic Surf
- Ramberg, Ramberg Resort & Restaurant
- Gimsøysand, Låven
- Henningsvær, Lysstøperi and Cafe

Seguro que te preguntas, cuánto cuesta la gasolina, qué temperatura tuviste, qué cuesta un café… Aquí tienes algunos datos de interés, si tienes alguna pregunta o curiosidad no dudes en contactarme!
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