Tenía este sueño desde hacía mucho tiempo. Las Islas Lofoten siempre me han atraído enormemente pero por una cosa o por otra nunca me decidía, tampoco tenía claro si quería ir en verano o en invierno. Pero cuando vi este viaje tan completo de Tierras Polares, que incluía no sólo Lofoten y Vesterålen, sino también la Laponia sueca, y estaba plagado de actividades de aventura, no me lo pensé. Conociendo la experiencia y el renombre de esta agencia, seguro que iba a ser un éxito asegurado. Y ahora me alegro de no haber esperado, porque justo a mitad de noviembre, antes de la llegada de la noche ártica, aún se puede disfrutar de 4 ó 5 horas de luz, y se pueden combinar actividades de día con auroras por la noche, además de pasar muy fácilmente de sol a nieve, viento, lluvia,… Es una temporada en que lo tienes todo!
Recién llegada todavía estoy en una nube por lo vivido. Cuando estás ahí todo pasa muy rápido, hay días en que por la tarde no sabes si lo que has hecho por la mañana ha sido ese mismo día o hace un mes, pierdes completamente la noción del tiempo, desconectas. Son tantas experiencias juntas que se suceden a tal velocidad que no te da tiempo a asimilarlo. Es sólo al volver que lo vas recordando, y a medida que clasificas y revisas las fotos, cuando tomas consciencia de todo.
Pero vamos por partes porque hay mucho que contar.
Road trip por Lofoten, Vesterålen y un trozo de la Laponia sueca
- Introducción
- Etapas de la ruta
- 2.1 Día 1, día de viaje, llegada a Evenes (Noruega)
- 2.2 Día 2, Parque Nacional de Abisko (Suecia), noche en Kiruna
- 2.3 Día 3, Kiruna y trineo de perros en Svappavaara (Suecia), regreso a Evenes
- 2.4 Día 4, granja Sami en Sortland, ferry hasta Lofoten, noche en Svolvær
- 2.5 Día 5, Norwegian Scenic Route hasta Reine, pasando por Nusfjord, noche en Sørvågen
- 2.6 Día 6, Å el último pueblo de Lofoten, trekking hasta la playa de Kvalvika, noche en Henningsvaer
- 2.7 Día 7, Parque Nacional Møysalen, paseo por la nieve, noche en Evenes
- 2.8 Día 8, regreso
- Resumen
INTRODUCCIÓN
Confieso que nunca había viajado en grupo organizado. Algunas excursiones de 2/3 días ya en destino sí he hecho, pero nunca un viaje tan largo (8 días) con vuelos reservados y en este modo aventura, colaborando entre todos en las rutinas diarias, haciendo desayunos, cenas, bocadillos, cargando y descargando la furgoneta cada día y durmiendo todos en común en pintorescas casitas. El resultado ha sido magnífico, conseguimos crear una pequeña familia de la que me ha costado mucho despedirme.
El viaje incluía absolutamente todo, nos trasladábamos en la furgo con todo lo necesario, las cajas de comida, las maletas, hasta termos con café y una «caja feliz» llena de chocolatinas y antojos varios, que después de largas horas de ruta venían de maravilla. Así, no te tenías que preocupar de nada, sólo de colaborar, participar y disfrutar de la experiencia. Una forma de viajar perfecta si no te apetece conducir, y que además tiene bien calculados los timings, horas de carretera y luz, optimizando así las cosas que ver y las actividades. Y eso en el norte de Noruega, a finales de noviembre, es imprescindible.
Día 1
Día de viaje, llegada a Evenes (Noruega)
Tres vuelos para llegar a Evenes, pequeño aeropuerto que sirve a las ciudades de Harstad y Narvik, y que constituye la puerta de las islas Vesterålen y las Lofoten. Muy cerca, además, de Suecia. Todo un día en aeropuertos y aviones, lleno de vicisitudes: me perdieron la maleta en Hamburgo y el último vuelo se tuvo que repetir casi llegando a destino por un problema técnico que sólo se podía arreglar en Oslo. Fui por ello la última en llegar. Entonces conocí a: Paco, Josepa, Frederic, Jaume, Antonio, Lydia, mi compi de habitación Fran y mi querido Pietro, nuestro guía. Las casitas de pescadores («rorbuers«) donde dormimos esta primera noche, perfectamente equipadas y a los pies del puente Tjeldsundbrua, nos sirvieron como base para dos noches más, al volver de Suecia, y la noche antes del regreso.
Día 2
Parque Nacional de Abisko
Partimos algo tarde después de una obligatoria visita de la furgo al taller. La seguridad por encima de todo. Empezamos ruta hacia el este, hacia Suecia, siguiendo en buena parte la línea del tren de hierro de Kiruna. Fue cruzar la frontera y todo se tiñó de blanco. Suecia no es tan montañosa como Noruega, pero al ser más continental el frío era intenso y la nieve lo cubría todo. Llegamos a Abisko casi cuando ya casi se estaba marchando el sol, y dimos un pequeño paseo con crampones hasta el lago Torneträsk.
Seguimos después hasta Kiruna, donde dormimos en un hostal de la ciudad, y donde nos esperaba la primera sorpresa del viaje. Nuestra amiga Aurora vino a visitarnos esa misma noche cuando terminamos de cenar, sin esperarlo, así en medio de las luces de la ciudad, verde a simple vista y perfectamente fotografiable con el móvil. Momento muy emocionante. Cogimos pues la furgo y nos alejamos un poco de la ciudad, en un punto de la carretera entre la mina de hierro y la estación de esquí de Luossabacken. Aquí, bajo un intenso frío, pudimos ver los mejores momentos de las luces del norte, formando un enorme arco perfecto sobre nuestras cabezas y asomando como cortinas de luz en el horizonte. El colofón a un día precioso! 💚
[Edito: volviendo de ver estas auroras sucedió uno de los momentos del viaje, casi lo había olvidado… La puerta de la furgoneta se atascó y tuvimos que volver aguantándola medio abierta, el pobre Paco (o fue Jaume? ambos reclaman derechos de autor) casi convertido en estatua de hielo… todos rezando para que no nos parara la policía… 😀 ]
Día 3
Kiruna
Trineo de perros en Svappavaara
Regreso a Evenes
Después de uno de los amaneceres más intensamente naranjas que yo haya visto nunca, y de un paseo mañanero por la ciudad, recogimos las 700 bolsas de papel (la anécdota del viaje 😂 y que ha dado nombre al grupo) y nos dirigimos a uno de los puntos fuertes del viaje, el paseo en trineo con perros en Svappavaara, a cargo de Husky Tours Lapland.
Los cerca de 80 perros que tienen, huskies de Alaska, nos recibieron aullando, deseando salir a correr por el bonito circuito de bosques nevados. Te ponen unas calentitas botas, ayudas a elegir los perros y ponerles el arnés, te dan las instrucciones de seguridad (cuanta falta nos hicieron!! 🤭 ) y arranca el paseo, con Kent en un trineo en cabeza, y cerrando el grupo Pietro en otro. Me tenía que pasar a mí, jajaja, pero al poco de salir, en una curva nuestro trineo derrapó y se salió del camino, volcando y tirándonos a Paco y a mí en la nieve. Nosotros quedamos inmóviles, enterrados, y los perros siguieron corriendo con el trineo vacío. No hubo forma de pararlos, se fueron a la aventura. Yo me quedé un poco en shock, primero porque no sabía qué les podía pasar a los perros, y segundo porque no sabía si ese incidente haría parar la aventura para todos. Al final, tras unos momentos de incertidumbre nos dijeron que los habían encontrado vagando por la carretera, y que ya los traían de vuelta, cansados pero en buen estado. Seguimos pues el paseo. En definitiva fue una experiencia inolvidable, no sólo por el percance, que ahora viéndolo en la distancia fue hasta emocionante, sino por la combinación del entorno, la naturaleza y el paisaje. Para terminar el día Jordana y Kent nos deleitaron con café recién hecho y bizcocho casero alrededor de una hoguera, y nos dejaron jugar con los huskies bebés… Ay, me los hubiera llevado en la mochila!! Deshicimos toda la carretera de vuelta a Noruega para volver a dormir en Evenes, donde me esperaba mi maleta!!
Día 4
Granja Sami en Sortland
Ferry hasta Lofoten
Noche en Svolvær
Al día siguiente, bajo una intensa lluvia, partimos hacia Sortland, a visitar una granja sami de renos, la Inga Sami Siida. Allí pudimos conocer de primera mano no sólo la historia y las costumbres del pueblo sami, su idioma, sus cantos, su tradición,… sino también conocer a los renos y darles de comer, y hasta degustar alrededor de una hoguera una deliciosa sopa con su tierna carne hecha por Leila! La lluvia nos siguió acompañando hasta Melbu donde cogimos un ferry hasta Fiskebøl, ya en las Lofoten. Continuamos carretera hasta Svolvær, donde dormimos en una casita junto al mar. La lluvia no nos respetó ni para salir a tomar algo, pero a nosotros nos dio igual, hicimos pleno de degustación de cervezas locales en un pub de la ciudad 🤪
Día 5
Norwegian Scenic Route
Nusfjord
Reine
Noche en Sørvågen
A partir de aquí la carretera se denomina la Norwegian Scenic Route, y transcurre por una sucesión de islas unidas por sinuosos puentes y túneles, y hasta también algún túnel submarino o también conocido como ‘puente subterráneo’ 😉 . Tengo cierta obsesión con los puentes y los túneles, me parecen unas obras de ingeniería admirables, y estos puentes con las montañas detrás y esas formas curvadas son tan fotogénicos! En Kabelvåg nos paramos a admirar la Vågan Church, la catedral de Lofoten. Nos acercamos a Nusfjord, uno de los pueblos más bonitos de la zona, donde se puede ver una «ballena» en una roca, con su ojo y todo. De camino parábamos en miradores espectaculares, montañas con formas inverosímiles, playas de aguas cristalinas (Ramberg), y así seguimos serpenteando la costa hasta Hamnøy y Reine, donde se sacan las típicas fotos de postal que todos habréis visto de las Lofoten. Lástima que aquí la lluvia y el viento eran intensos y la luz se estaba ya marchando. Pero las vistas de las imponentes montañas y las casitas desperdigadas por la bahía de Reinevågen bien valían las inclemencias. Para entrar en calor, comimos una reconfortante sopa de pescado en Anita’s Sjømat. Nuestro plan incluía llegar hasta Å, el último pueblo habitado y hasta donde llega la carretera E10, pero ya se hizo de noche y lo dejamos para el día siguiente. Dormimos en Sørvågen, en una de las mejores casas que he visto nunca, con cantidad de habitaciones y mucho espacio.
Día 6
Å el último pueblo de Lofoten
Trekking hasta la playa de Kvalvika
Noche en Henningsvaer
Por la mañana bien pronto, después de celebrar el cumpleaños de Antonio en el desayuno, nos dirigimos, ahora sí, a Å (se pronuncia O), el último pueblo de las Lofoten. Como curiosidad, el cartel de entrada del pueblo es el más robado de toda Noruega. Llegar hasta la misma punta y ver el resto de islotes más allá en la distancia, conocer la historia del naufragio del navegante Pietro Querini, escuchar el mar como rompe en los acantilados,… es una experiencia única que te llena el alma de energía positiva.
Ya con las pilas cargadas, pasamos por el mirador más bonito a la bahía de Reine, y nos dirigimos a hacer el trekking hasta la playa de Kvalvika, también conocida como la playa de las ballenas, una de las más bonitas de Lofoten. Es un recorrido sencillo de 2 kms de ida y otros 2 de vuelta, subiendo y luego bajando por un valle glaciar, sin muchas complicaciones, pero nos llevó 1 hr 40 minutos cada tramo, en los que tuvimos momentos de intenso granizo y viento. Pero todo valió la pena cuando te encuentras a tus pies esa playa flanqueada por dos enormes montañas de más de 600 metros a cada lado. La marea y los reflejos de la montaña en la arena, me recordaron bastante, salvando las distancias, a Stokksnes en Islandia. La inaccesibilidad de esta playa es lo que la hace tan especial. Justo en el momento de pisar la arena, el tiempo pareció aliarse con nosotros y nos regaló una tregua donde las nubes y el cielo se tiñeron de naranja. Después, a la vuelta, de nuevo viento y lluvia, y ya terminamos el último tramo casi teniendo que usar la luz frontal. Wow! Una pasada de excursión! Esta noche la pasamos en Henningsvaer, el famoso pueblo con el campo de fútbol en una isla, y casi el único que estaba todo decorado de navidad.
Día 7
Parque Nacional Møysalen, paseo por la nieve.
Noche en Evenes
Por la mañana dimos un paseo por el pueblo de Henningsvaer e hicimos las últimas compras. Este pueblo es conocido como la Venecia del norte por tener un canal que lo divide en dos, construido para salvaguardar los barcos del mar abierto. Y también es famoso por su campo de fútbol que seguramente habréis visto en fotos aéreas, ocupa toda una pequeña isla. La salida de este pueblo es impresionante, estrechos puentes bajo enormes montañas te dejan sin habla.
Después de parar un momento en Svolvær bajo el pináculo «de cabra» de Svolværgeita, donde pudimos ver el sol casi por única vez, fue girar la carretera hacia el interior y empezar a caer tremenda nevada.
Nos quedaba el último día por delante y había que aprovecharlo, así que, siempre bajo la nieve, fuimos deshaciendo la carretera E10 hasta el parque de Møysalen, en el tramo de carretera que nos saltamos con el ferry el tercer día. Aquí teníamos intención de usar las raquetas de nieve, pero a pesar de lo que a mí me pareció un montón de nieve, parece que no era suficiente para usarlas, así que hicimos la caminata sin ellas. Otra vez un espectáculo para los sentidos, frío intenso, sí, pero la experiencia y el paisaje merecieron la pena. Batalla de bolas de nieve incluida. Una horita más de carretera para llegar de nuevo a Evenes, parando antes en el Gullesfjord Camping para comer y en un supermercado de carretera donde pudimos disfrutar de la intensa nevada. Antes de llegar Pietro nos sorprendió a todos parando en una playa para hacer uso, al menos simbólico, de las raquetas de nieve 🤣
Llegamos para la cena de despedida, con regalito para el guía incluido, pero la noche nos deparaba algo más. Como si de otro regalo de despedida se tratara, y después de buena parte del día con el cielo tapado y nevando, parece que la naturaleza se quiso apiadar de nosotros y nos obsequió con una preciosa aurora, y eso que estábamos rodeados de un montón de luces de las casas, el puente y la luna casi llena!! Me entran ganas de llorar cuando lo recuerdo!
Día 8
Regreso
Al día siguiente ya fuimos partiendo escalonadamente, otra vez de nuevo a pasar el día en aeropuertos y aviones. Despedidas, muchos besos y abrazos con esta pequeña familia. Tantas imágenes y experiencias en la retina….
RESUMEN
No puedo dejar de repetir lo maravillosamente organizado que estuvo todo, las actividades y los timings, no tuvimos que renunciar a nada ni por mal tiempo ni por displicencia de ningún participante. El ritmo era adecuado y no se hacía pesado. Combinábamos carretera con paradas y eso nos lo hizo más ameno. Todos estábamos tan entusiasmados que ni el cansancio podía con nosotros. La playlist del viaje nos dio muchos momentos de risas, mezcla de clásicos del rock con canciones italianas ‘made in Pietro’ 😀
Yo personalmente habría seguido una semana más. La lástima es que sólo teníamos 4 ó 5 horas de luz, pero eso es algo con lo que ya cuentas cuando vienes a estas latitudes en esta época del año.
Noruega tiene algo que atrapa, es indudable, no deja indiferente. Y está claro que te atrapa de tal manera que te obliga a querer repetir, a lo mejor en otra estación.
Yo no puedo dejar de agradecer a Tierras Polares el viaje tan especial que nos prepararon y a Pietro Baldi que nos hizo la experiencia muy amena con sus historias y anécdotas, su música y sus recetas, como la del «bacalao descongelado robado», famosa en el mundo entero. Lo recordaré durante mucho tiempo, y cuando parezca que lo estoy olvidando correré de nuevo a releer estas líneas y ver las fotos para que parezca que sigo allí.
Aquí podéis ver todas las fotos, tranquilos, sólo una selección 😅
Las fotos no son sólo mías, son de todos los participantes!
Aquí la ruta que hicimos, unos 1.200 kms cruzando una frontera e incluyendo un ferry.
Un comentario en “Las islas Lofoten, Vesterålen y un trocito de la Laponia sueca”