Hej! Pues por fin he podido visitar Estocolmo, con las ganas que le tenía a la meca del diseño y del café…! Y debo reconocer que quizá las expectativas eran tan altas que no me ha apasionado tanto como esperaba. Que conste que sí, me ha gustado, pero las comparaciones con su vecina Copenhague son inevitables y debo decir que la capital danesa sigue insustituible en lo alto de mi ranking. En elegancia y cuidado de los detalles no le gana nadie.
Sin embargo, me han gustado muchas cosas, sobre todo lo volcada que está la ciudad al mar, lo mucho que viven en el exterior, los muelles, los parques… claro, los escasos dos meses de luz los tienen que aprovechar al máximo. No me imagino esta ciudad en pleno y crudo invierno, aunque salta a la vista lo preparada que está: galerías subterráneas que se comunican entre calles (me sorprendió ver como las tiendas y grandes almacenes del área de Sergels Torg se comunican entre ellos bajo tierra), cafés acogedores con maderas, mantas, que invitan a pasar la tarde, … Eso sí aunque en invierno hagan vida hacia adentro como las hormigas, lo hacen con techos y bóvedas acristaladas para que entre mucha luz natural. De hecho es curioso ver como los suecos buscan la luz, y si no la tienen la imitan. Dentro de las casas en el alfeizar de la ventana además de plantitas, ponen una lamparita cuya única misión es hacer parecer que entra la luz natural, también vi lámparas de papel de esas plegables como en abanico, con la cara de un sol sonriente. Y por supuesto no tienen persianas. También para aprovechar a tope los meses de verano han montado todo un despliegue de cafés y restaurantes flotantes en la zona de Strandvägen, donde la actividad social y el ajetreo de barcos es continuo.
También me sorprendió lo empinadas que son algunas partes de la ciudad. Claro, esto a priori sobre el mapa no lo percibes. Hay escaleras y desniveles por todas partes. De hecho el barrio de Södermalm está elevado, enclavado en lo alto de un bloque enorme de granito. Quizá por eso me ha costado un poco orientarme, porque seguías una calle y no podías tomar otra porque quedaba otro nivel. Tampoco el mar, que puede servir como referencia en cualquier otra ciudad, aquí no sirve… hay mar por todas partes!! Eso sí jardines y calles comerciales a montones: la peatonal Drottninggatan cruza de norte a sur y me servía como vía de entrada y salida al hotel; Kungsgatan atravesada por Sveavägen y llegando hasta Stureplan (con el famoso champiñón) cruzando con Birger Jarlsgatan donde están las tiendas de lujo y donde algunos edificios parecen como sacados de películas de terror con pináculos, torretas, gárgolas, esculturas…; la animadísima Grev Turegatan; Biblioteksgatan; Nybrogatan donde está el mercado Östermalms Saluhall (el imponente edificio de ladrillo estaba en obras y habían construido un anexo que albergaba todos los puestos de comida) y Hamngatan donde se encuentran los almacenes NK (Nordiska Kompaniet), después Gallerian y acabas llegando a Ahlens City, los almacenes más importantes del país. Su planta de decoración es de locura. Telas preciosas, objetos de deseo… qué voy a contar del famoso diseño sueco!
Los cafés bonitos, y que además lo hagan bueno, son incontables. En eso son especialistas. Fika es la palabra que define a la pausa para tomar un café, un sagrado ritual local, y claro… en el país más consumidor de café del mundo… da para muchas fikas! En cambio de comer no tienen muchas especialidades, los arenques y pescados ahumados, las albóndigas (köttbullar) popularizadas por Ikea, y la carne de reno o de alce. Dulces como los bollos de canela (kanelbulle), cardamomo o vainilla hacen las delicias de los más golosos. Hay buenas pastelerías por la ciudad: Vete-Katten o Pärlans, o la cadena de panaderías Fabrique.
Aunque llevé un planning más o menos preparado para visitar por zonas, todo cambia dependiendo del tiempo, y como el primer día entero me hizo uno de esos raros días de verano con temperaturas rozando los 30 y cielo azul intenso, cambié el plan sobre la marcha.
Día 1. Llegué por la tarde y llovía, así que dediqué mis primeras horas en Estocolmo a inspeccionar la zona cercana al hotel y así situarme en el barrio. El Hotel HTL Upplandsgatan (ahora de la cadena Scandic) está muy bien ubicado en Norrmalm, a cinco minutos a pie de la estación central y a diez del centro neurálgico comercial. Descubrí que tenía un Urban Deli muy cerca y cené en K25 una especie de mercado con varios puestos de street food del mundo, en Kungsgatan.
Día 2. Amaneció con un cielo azul increíble y mucho calor. Desayuno en Espresso House, una franquicia sueca más que aceptable. Hay una literalmente en cada esquina. Paseo por Gamla Stan… La parte vieja situada en una islita es muy bonita pero también muy turística. De allí cogí el barco hop on – hop off para poder apreciar Estocolmo desde el mar, y poder bajarme donde me apeteciera. Tiene paradas en el Palacio Real, Nybroplan, Museo Vasa, Skeppsholmen (la isla de los museos), el parque de atracciones Gröna Lund, el muelle de Viking Line, el Museo de la Fotografía y en Gamla Stan. Desde Nybroplan si coges el tranvía 7 te lleva dando un bonito paseo hasta la verde isla Djurgården, donde está el Museo Vasa, el parque de atracciones, Skansen y los jardines y huertos Rosendals, donde comí. Maravilloso el campo de manzanos con bancos para descansar o merendar. De vuelta caminando pasas por varias mansiones que dan directamente al mar, y llegas al Museo Vasa, donde quedé impresionada por la majestuosidad del barco sacado de las profundidades del mar. Volver a la ciudad dando un paseo por Strandvägen supone poder apreciar de cerca los mejores edificios de la zona más cara de la ciudad imitando el estilo de las casas parisinas. Cena de albóndigas cerca del hotel en Nomad Swedish Food and Bar.
Día 3. Amaneció con sol pero mucho viento, viento frío del norte. Día ideal para perderme en las calles de Södermalm y el Sofo. En esta zona están casi todas las localizaciones de Millennium, lo que ya supone una atracción turística por sí sola para los fans de la famosa trilogía. Pero el barrio tiene mucho más. En Mosebacke la gente se reúne a merendar o hacer barbacoas sobre unas vistas impresionantes del otro lado de la ciudad. Por cierto, por allí me crucé con el coche de Google! El ambiente de ese barrio, especialmente cuando llegas a Sofo (South of Folkungagatan) me recordó especialmente a Berlín, calles largas, terrazas con bancos, mucha gente en la calle, pocos coches, muchas bicicletas. Otro Urban Deli estratégicamente situado en Nytorget, es el lugar ideal para hacer una pausa y reponer fuerzas. La parte oeste del barrio también es de merecer y allí fui a parar a una tienda que es el sueño de todo amante de los libros, Papercut. Cafés destacados de este barrio: Il Cafe, Cafe String, Mellqvist Kaffebar, Drop Coffee,…
Día 4. Amenazaba lluvia y lo dediqué a hacer una excursión a Vaxholm, a una hora escasa en barco. Vaxholm es la capital del archipiélago. Este tour puede estar un poco explotado, pero por 24 euros y estando cerca de la ciudad, puede servir para llevarte una impresión de lo que es la auténtica Suecia marinera, multitud de islitas con sus casas de madera roja, la tranquilidad del pueblo, sus callejones llenos de matas de arándanos rojos…
Día 5. Llovió todo el día así que me refugié en tiendas y galerias. Me encantó el centro comercial Mood, probablemente uno de los más bonitos que he visto en mi vida. También me gustó el emplazamiento del Urban Outfitters, en un antiguo teatro. Me gustaron mucho también tiendas como Granit, Designtorget y Different Things. Para cenar me dí el lujo de probar auténticas delicias de latitudes más norteñas, en el restaurante Knut muy cerca del hotel. Concretamente elegí hamburguesa de alce, y estaba deliciosa!
¿Los precios? Me habían advertido bastante sobre lo caro que era todo, pero no me pareció mucho más que cualquier otra capital europea.
Ejemplos:
-Un café: 4 euros
-Un café y un bollo: 7 euros
-Un viaje de metro: 3.95 euros
-Una hamburguesa y una bebida: 12 euros
-Una cena de un plato y bebida: 22-30 euros
-La entrada al Vasa Museum: 14 euros
-Barco turístico: 18 euros.
-Vuelo directo Ryanair: 102 euros
-Bus ida y vuelta al aeropuerto: 29 euros
-Hotel 3*: 95 euros por noche
En fin, que Estocolmo es una ciudad para visitar en verano cuando está en todo su esplendor, aunque una escapada en Navidad también podría ser muy interesante, para los más atrevidos, eso sí…
Mapa con todos los lugares citados
¡Cuantos recuerdos me ha traido tu viaje a Estocolmo! Es una ciudad preciosa. Yo la visité en un mes de agosto de hace muchos años, lucia el sol por todas partes y la gente de la ciudad invadia las terrazas de los cafés por todas partes, disfrutando del sol, que aprovechan al máximo.
Has hecho un excelente reportaje. Mis recuerdos están en diapositivas.
Un abrazo muy cariñoso esperando verte pronto..
Me alegro que te haya traído recuerdos. Es una ciudad muy viva y la disfruté mucho!