Si con la intención de visitar Milán vuelas con Ryanair, te plantarás en Bérgamo, una ciudad con uno de los cascos históricos medievales mejor conservados de Italia. No dudes en hacer noche allí porque no olvidarás la visita.
La città alta encaramada en lo alto de una colina y rodeada de murallas venecianas, es como sacada de un cuento. Sus calles adoquinadas, los callejones, las fachadas, las pastelerías, los letreros de las tiendas y los restaurantes, el funicular que te lleva hasta arriba, todo aquí es coqueto y romántico…
Incrustadas en una pequeña placita, detrás de unos porches de la Piazza Vecchia y junto a un curioso reloj de sol, tres iglesias a cual más imponente: la Catedral (Duomo), la Basílica di Santa Maria Maggiore con su baptisterio y la pequeña capilla Capella Colleoni. La basílica destaca por su labrada fachada al más puro estilo italiano, aunque no sea esa su entrada principal sí es la más espectacular. La puerta se queda pequeña si la comparamos con la de la capilla anexa, de estilo veneciano. Todo un alegato a la desproporción. Pero es al acceder al interior donde te quedas sin habla al mirar hacia el techo. El barroco en todo su esplendor, tapices, frescos, pinturas, esculturas, no hay ni un milímetro sin ocupar.
Bérgamo:
-Para ir del aeropuerto al centro de la ciudad hay un bus, la línea 1, que en 25 minutos te deja en la estación central o directamente en la ciudad alta. El billete cuesta 3 euros y puedes volver a utilizar otro transporte dentro de los 75 minutos siguientes (incluido el funicular).
-Nosotras cogimos un B&B ubicado en una villa señorial preciosa, el Alta Via, (ahora Ramé Suites), con un desayuno espectacular y situado a los pies del funicular.
-Cenamos una pizza en el Restaurante Albergo Il Sole.
Al día siguiente para ir a Milán hay que coger el tren en la estación central. Hay dos opciones de tren regional, el RE2 o el R14. Uno tarda unos pocos minutos más que el otro. No sabemos muy bien cual cogimos, nos hicimos un pequeño lío comprando los billetes, pero cuesta entre 4 ó 5 euros y tarda más o menos unos 45-50 minutos.
Si Bérgamo es coqueto e íntimo, Milán es imponente y desmesurado. Todo es a lo grande, empezando por la inmensa Piazza del Duomo, rodeada de grandiosos edificios y galerías comerciales, de las que destaca por encima de todo la Galeria Vittorio Emanuele II, en forma de cruz, acristalada en los techos y con preciosos mosaicos en el suelo. No puedes pasar por ella sin dar los giros de la suerte sobre el toro.
Pero sin duda la joya de la corona de Milán es la catedral, el Duomo, de mármol blanco resplandeciente. Plagada de estatuas y gárgolas, con unas puertas de bronce que representan episodios de la vida de la virgen María, se alza orgullosa en el centro neurálgico de la ciudad. La entrada básica cuesta 3 euros y da derecho a visitar el interior de la catedral y el museo. Subir a las terrazas en ascensor son 13 euros.
Via Mercanti, Via Cordusio y Via Dante te llevan, atravesando plazas y pasando junto a enormes palacios, directamente hasta el enorme Castillo Sforzesco. Desde allí, sólo a unos minutos, la iglesia de Santa Maria delle Grazie, que alberga la famosa pintura de Leonardo Da Vinci, La Última Cena (obligatorio reservar).
Otro paseo hasta llegar a los Naviglio, una zona de canales que se ha puesto de moda, abarrotado de restaurantes y terrazas.
Otra zona que también está muy de moda para tomar el aperitivo o cenar es Brera, el barrio bohemio. Ojo, el aperitivo es por la tarde y consiste en que si pides una copa (cocktail, aperol,…) te traen a la mesa una bandeja repleta de cosas de picar (con las que prácticamente puedes cenar), o dependiendo del bar lo eliges tú en la barra.
Milán:
-Para dormir elegimos un hotel cerca de la estación central, el Spice Hotel, en un edificio antiguo pero renovado.
-Para volver al aeropuerto de Bérgamo hay buses directos que salen a la derecha de la estación central. Hay varias compañías, nosotras cogimos uno de Terravision. Cuesta 5 euros y tarda una hora.
-Para moverte por la ciudad se puede coger un abono de 24 hrs que cuesta 4,50 euros. Permite utilizar metro, tren y las numerosas líneas de tranvía. No hay que irse sin subir en uno de los antiguos vagones, aunque sea para un corto trayecto.
-Las tiendas comerciales se concentran en el cuadrilátero de la moda (Montenapoleone y Via della Spiga) las más caras, y en Corso Venezia, Corso Vittorio Emanuele II, Corso Giacomo Matteotti las más asequibles.
-Tres cosas imprescindibles de Milán son:
Uno, los panzerotti Luini, en Via Santa Radegonda, la gente hace cola sólo para probar en la calle estos mini-calzone fritos.
Dos, los célebres helados italianos, por ejemplo en Grom, en Via Santa Margherita.
Y tres, un buen café italiano. Nos tomamos un capuccino en Il Mercato del Duomo.