Los que me conocéis sabéis bien que éste era un viaje que llevaba mucho tiempo soñando, siempre decía «algún día», «algún día», y ese día… finalmente llegó. Y puedo decir, sin riesgo a equivocarme, que ha sido el viaje de mi vida. Hasta el momento.
Ya han pasado unos meses desde que volví, pero hacer este post, bien documentado y explicado, no es tarea fácil. Me ha llevado más tiempo del acostumbrado descargar y clasificar todas las fotos, ordenar las ideas, y encontrar tiempo e inspiración para explicar todo lo que quiero contar.
Todo lo que escriba aquí, se verá seguramente editado o complementado, cuando vuelva (porque volveré) en otra época del año. A pesar de que lo que he vivido ya me ha entusiasmado, me ha faltado algo, quizás enormes muros de glaciares, o avanzar con el barco rompiendo el hielo, anocheceres, auroras boreales de día, etc… Y aunque el verano tiene sus ventajas, como por ejemplo las 24 horas de luz, te entran unas ganas irresistibles por saber cómo serán esos mismos sitios en pleno invierno. Así que vuelve a quedar en el bucket list para repetir.
Acompañadme en este viaje al borde mismo del polo norte!
Magdalenafjord
Monacobreen
Pyramiden
Oso polar en Smeerenburg
Foxfonna
Ms Nordstjernen
Ny-Alesund
Longyearbyen
Las islas Svalbard, el reino del oso polar
- Introducción
- Contexto geopolítico
- Cómo llegar
- Días previos en Longyearbyen, qué hacer, qué ver
- Ruta hasta el paralelo 80º en el Hurtigruten MS Nordstjernen
- Curiosidades
- Presupuesto
1. INTRODUCCIÓN
Cuando dije a mis conocidos que en mis vacaciones me iba a Svalbard, casi todo el mundo me preguntó extrañado «Svalbard, dónde está eso?». Es evidente el gran desconocimiento que existe sobre este lugar tan remoto, pero en cuanto mencionas un par de datos clave: el reino de los osos polares, donde hay más osos que personas, donde está el banco de semillas, vengaaa… seguro que los has visto en documentales,… pues ya caen y empieza a sonarles.
Se trata del archipiélago de Svalbard, el lugar habitado más al norte del planeta y a donde se puede llegar en vuelo regular. Más allá, más al norte, no hay nada ni nadie, excepto quizá científicos o expedicionarios que se aventuren a llegar al polo norte a través del hielo de la banquisa polar.
Las islas de Svalbard se encuentran entre el paralelo 74º y 81º, a apenas unos 1.000 kilómetros de polo norte. Cuando miras el mapa del mundo así en plano no te parece que esté tan al norte, incluso puede parecer imposible que sea el último lugar habitado, que seguro que hay otros pueblos en Groenlandia o Canadá.
Es sólo cuando lo ves desde la perspectiva del polo norte, y con la línea del paralelo 80º, que te das cuenta que efectivamente apenas hay nada más al norte, sólo un trozo de Groenlandia, algunas islas rusas y otras islas canadienses, todos ellos territorios no habitados. Y te das cuenta también que el archipiélago roza el borde del casquete polar.
Por eso es tan sorprendente que en Svalbard puedas encontrar un pueblo con vida más o menos normal, con una universidad, museos, supermercado, hoteles, bares, con un aeropuerto completamente funcional… eso sí, con unas condiciones de vida extremas, no aptas para cualquiera. Y con una serie de servicios limitados, como la sanidad por ejemplo, que pueden complicar un poco la vida.
En los últimos años, viajar a Svalbard se ha vuelto muy accesible, así que la economía de las islas está cambiando de la ya casi inexistente explotación del carbón al turismo. Han abierto multitud de hoteles, para todos los bolsillos (bolsillos holgados, eso sí) y una enorme variedad de operadores organizan excursiones, tours, actividades y sobre todo cruceros, la forma más cómoda para llegar a las zonas más remotas y salvajes.
Nosotros contratamos un crucero de 6 días con Hurtigrunten, la popular naviera noruega conocida en la antigüedad por hacer el servicio correo a lo largo de toda la costa noruega y que se ha diversificado a cruceros turísticos, no sólo en la Noruega continental pero también aquí en Svalbard. Y además lo hicimos en uno de sus buques estrella, el clásico MS Nortdstjernen en su último año de servicio, un barco de tamaño pequeño, no masificado ni invasivo. Sólo en un crucero (por favor no penséis en un crucero inmenso, como los del meditérraneo, sino más en un barco de expedición) puedes llegar a zonas más remotas con mayores posibilidades de ver osos polares en su hábitat, a los mejores glaciares, y sobre todo al paralelo 80, esa mítica línea del hemisferio norte que limita la zona de confort.
Para cubrir cualquier eventualidad que pudiera impedirnos llegar a tiempo al embarque, y también porque queríamos realizar otras excursiones, volamos allí 4 días antes de zarpar, completando una estancia total de 10 días (11 si contamos la noche en Oslo). Tenedlo eso en cuenta, no es un viaje sencillo y la logística requiere de tiempo de preparación, creedme, muchas videollamadas y chats después por fin dimos con una planificación que nos cuadró a todos. Si tenéis que reservar hotel o apartamento, hacedlo con tiempo porque a pesar de contar con suficiente oferta se llena rápidamente, especialmente con los paquetes de cruceros.
2. CONTEXTO GEOPOLÍTICO
Svalbard ha destacado siempre por la abundancia de recursos naturales, sobre todo carbón. Por eso en 1920 se firmó el Tratado de Svalbard, que reconoce la soberanía de Noruega sobre este territorio pero que permite que cualquier país pueda asentarse y explotar esos recursos. También ese acuerdo restringe el uso militar del archipiélago. Entre los 44 países firmantes figura España.
En los últimos años, debido al deshielo, se están abriendo nuevos pasos para el transporte de mercancías desde Asia hasta Europa por el norte, mucho más cortas que las del sur por el Canal de Suez, y eso a la larga está poniendo el archipiélago en el punto de mira estratégico de muchas compañías y objeto de deseo de muchos gobiernos, como Rusia o China.
Svalbard cuenta con un régimen de impuestos especial, recauda lo justo para las necesidades de la isla, por eso los impuestos son más bajos que en la Noruega continental. Los productos no tienen IVA, eso se ve en la gasolina por ejemplo y en los bienes del supermercado. Pero no hay que olvidar que al fin y al cabo es Noruega, un país caro, y hay productos que cuesta mucho llevarlos hasta allí, así que no esperes que sea un chollo. Eso, junto al hecho de que no requiera visados para ningún ciudadano del mundo, constituye un aliciente para que mucha gente se instale allí o piense en mudarse para trabajar un par de temporadas. Además, las ayudas en la vivienda, en la conciliación con la familia, etc… resultan un plus de ayuda para pensárselo. Svalbard no tiene población autóctona, nadie ha nacido allí ni en su origen ni ahora, así que todo el mundo viene de fuera, noruegos en su mayoría, pero también hay muchos rusos, ucranianos, polacos, alemanes, suecos, daneses o filipinos. También hay algunos españoles, y sobre todo muchos argentinos en la hostelería haciendo la temporada.
Los rusos han sido uno de los grupos mayoritarios, de hecho se asentaron para explotar las minas de carbón y fundaron ciudades importantes, totalmente equipadas para la vida en el ártico, Barentsburg (todavía en activo), Grumant o la más conocida Pyramiden (ambas ya abandonadas).
3. CÓMO LLEGAR
Dos aerolíneas operan a diario la ruta con Svalbard, SAS y Norwegian. Sí o sí tendrás que pasar por la Noruega continental, o bien parar en Oslo o en Tromsø, ya que no hay vuelos directos desde ninguna otra ciudad noruega, ni vuelos internacionales. Y es más, seguramente tendrás que pasar noche en alguna de estas escalas pues los horarios no cuadran para hacerlo de seguido. Nosotros (mis compañeros de aventuras en Groenlandia, Jose y Maite, y yo) teníamos inicialmente conexión PMI-OSL-LYR en el mismo día, pero ajustaron los horarios y nos obligaron a dormir en Oslo. Si es vuestro caso, os recomiendo el hotel Comfort Runway en la misma zona aeroportuaria, el más barato del área y con un desayuno bastante completo desde buena hora para un vuelo temprano. A veces esta misma ruta OSL-LYR hace parada en Tromso sin tener que bajar del avión, pero no fue nuestro caso, así que casi 3 hrs después y 1.200 kms desde Oslo, aterrizábamos por fin en Longyearbyen.
No podría deciros qué lado del avión es el más adecuado para las mejores vistas una vez empiezas a sobrevolar la costa y los glaciares y en la aproximación a Longyearbyen. A veces la meteo y los vientos obligan a aterrizar en una dirección y a veces en otra. Nosotros tuvimos la suerte de elegir ventanilla izquierda y vimos pasar todo el pueblo y sus montañas por nuestra ventanilla. Lo que es seguro es que tanto si es derecha o izquierda, asiento en ventanilla es un regalo.
Una vez allí hay un bus que reparte a todos los viajeros por sus hoteles. No sé el precio exacto, porque nosotros lo teníamos incluido con el paquete de Hurtigruten, pero debe rondar los 10 euros. El recorrido en ese bus son sólo unos 10 minutos, por carretera y en plano. Pensarás pues que lo puedes hacer a pie, pero no… el aeropuerto se encuentra fuera del perímetro del pueblo, donde ya es obligatorio portar un arma en caso de encuentro con un oso. Así si que si no quieres jugártela, pilla ese bus! También puedes solicitar un taxi, son unos 20 euros el trayecto.
4. DÍAS PREVIOS EN LONGYEARBYEN
LONGYEARBYEN
Longyearbyen es la capital de Svalbard, y básicamente el único lugar equipado para la vida normal. Con una población de unos 2.000 habitantes, a veces veréis que le llamo pueblo, a veces ciudad,… lógicamente para Svalbard supone la gran urbe, pero una vez allí ves que no deja de ser un encantador pueblo con un par de calles y muchas casitas. De hecho una calle es peatonal, donde está la zona comercial (un supermercado, una cafetería, la oficina de correos, el centro cultural, el hospital, un pequeño centro comercial cubierto, varias tiendas de ropa deportiva o de artesanía, y un par de hoteles con sus restaurantes) y otra paralela es la carretera que sube hasta lo alto del pueblo donde hay un par de hostales a los pies de una antigua mina. Ahí acaba el pueblo. En la parte de abajo, junto al mar, la carretera principal del aeropuerto transcurre en perpendicular a estas dos vías, paralela al mar, y pasa por el puerto, el museo y la universidad, y se pierde hacia el este en el valle de Adventalen. Podría decirse pues que Longyearbyen dibuja una T en ese estrecho valle rodeado de imponentes glaciares. Como complemento, a los pies de una de las montañas que rodean el pueblo, está la iglesia, un pequeño cementerio antiguo, restos de las instalaciones mineras y el restaurante Huset.
Visitas cercanas a Longyearbyen:
La Bóveda de las semillas
Es uno de los símbolos de las islas Svalbard, una imagen conocida en todo el mundo. El Banco Mundial de Semillas, Global Seed Vault, es un enorme almacén excavado en la montaña para preservar semillas traidas de todo el mundo. Se inauguró en 2008 en las afueras de Longyearbyen, junto al aeropuerto. Se eligió Svalbard por sus condiciones de temperatura estables, bajo el permafrost (la tierra permanentemente congelada) se mantiene una temperatura entre -4 y -6 grados, es básicamente un enorme congelador. También se le conoce como la Bóveda del Fin del Mundo, Doomsday Vault, ya que se le supone capaz de resistir terremotos y cataclismos. Aunque a día de hoy no ha sido capaz de resistir el deshielo presente en Svalbard por el cambio climático, y se le ha tenido que instalar un generador adicional de frío, llegando hasta los -18 grados. Actualmente cuenta con más de 1,3 millones de muestras de semillas de variedades vegetales comestibles de todo el planeta.
En invierno (algún día lo veré) tiene que ser espectacular, las luces led sobre la puerta brillan en la oscuridad entre la nieve y las auroras boreales!
La Bóveda de Semillas está fuera del pueblo, cerca del aeropuerto, así que sí o sí tienes que ir con alguien. Nosotros fuimos con Snowfox Travel, y desde allí hicimos una pequeña excursión a Blomsterdalshøgda para ver las impresionantes vistas del fiordo y de la ciudad.
Camp Barenz
Es una recreación histórica de los antiguos campamentos, de esos de madera rodeando una hoguera. Hoy día funciona para recibir a los turistas, explicarles cosas y cenar una sopa caliente de reno o unos wafles. También traen algunos huskies de la cercana granja de perros Green Dog Svalbard.
La ruta de las señales
Si algo caracteriza Longyearbyen es la abundancia de señales de tráfico que no puedes encontrar en otra parte, por supuesto destaca por encima de todas la de alerta oso polar. Hay una en cada extremo del pueblo, puedes llegar caminando, la más bonita es la de la carretera que parte hacia el este. También la señal de motos de nieve, en invierno es casi el único medio de transporte allí.
PYRAMIDEN
Esta era una de las visitas que queríamos hacer sí o sí, por eso la reservamos para el primer día, porque si por mal tiempo o cualquier otra razón no se podía hacer, teníamos dos oportunidades más. Pyramiden era una de nuestras prioridades.
¿Qué es Pyramiden? Fue un asentamiento minero soviético en Svalbard que en 1998, tras un trágico accidente de aviación y la posterior caída de la unión soviética, quedó abandonado y congelado en el tiempo. En su máximo apogeo llegaron a vivir allí 1.500 personas, incluyendo familias con niños, con todas las comodidades en un ambiente extremadamente remoto y hostil. Al fiordo Billefjorden congelado en el invierno, que aísla el poblado casi por completo, hay que añadir la noche polar, total oscuridad durante meses. Para hacer su vida mas llevadera disponían de piscina y polideportivo, cine, auditorio, una enorme cantina, biblioteca, hospital. Y todo, como no podía ser de otra forma en la antigua Unión Soviética, a lo grande, de proporciones colosales.
Con el bloqueo a Rusia por la guerra con Ucrania hay muchos operadores que han dejado de realizar esta excursión. Sólo dos continuan llevando grupos en barco, Henningsen y Polar Charter, que es el que nosotros reservamos. Únicamente en verano se puede llegar a Pyramiden por mar, ya que hasta mediados de junio el fiordo Billefjord, con el impresionante glaciar Nordenskiöldglacier al fondo, permanece congelado y es imposible desembarcar. Por tierra también se puede llegar, y en invierno en moto de nieve, pero es mucho más largo.
Hoy se pueden visitar algunas de sus instalaciones, siempre acompañados por guías rusos armados. No hay que olvidar que el oso polar puede entrar y campar a sus anchas y puede salirte de cualquier rincón. La mezcla de pueblo fantasma con la simbología e iconografía soviéticas lo convierten en una visita irresistible. Como curiosidad hay un hotel, una oficina de correos, una cafetería con productos típicos rusos y una tienda de souvenirs, así como la estatua de Lenin más al norte del mundo, impertérrito, contemplando el imponente glaciar Nordenskiöld que domina el pueblo. La ruta de 2 horas por el antiguo asentamiento, incluye el acceso a la piscina, al centro cultural/deportivo, donde está la tienda y la cafetería, y al recinto más fascinante a mi modo de ver, la cantina y las cocinas. Todo tal cual lo dejaron. De verdad que es como un viaje en el tiempo!
La cantina y su precioso mosaico


La piscina

El centro cultural, con el auditorio y la pista deportiva




La excursión es de 10-11 horas, casi 4 horas de ida y otras tantas de vuelta. Parece largo, pero la emoción y los puntos de interés que vamos viendo por la costa, junto el avistamiento de ballenas, hacen que este tour sea muy interesante. Vimos varias ballenas rocuales y multitud, decenas, de belugas blancas! El día se completa con una sabrosa comida a bordo, y un paseo por el frente glaciar.
Hicimos esta excursión con Polar Charter










FOXFONNA
La excursión a Foxfonna se ha consolidado como una de las más populares y gratificantes en la región de Longyearbyen, y no es difícil entender por qué. Una de las principales atracciones de esta ruta es la impresionante vista del valle de Adventalen, un espectáculo natural que deja sin aliento. Sin embargo, es importante advertir que esta aventura no es apta para todos los tobillos; el terreno puede ser traicionero y desafiante.
La travesía comienza en la mina de carbón número 7, la última en operación de un pasado industrial que marcó la historia de la zona. Desde allí, tomamos un sendero hacia el glaciar Foxfonna, pasando por una serie de puntos de interés como los radares Eiscat, utilizados para investigar fenómenos atmosféricos, así como el Kjell Henriksen Observatory, un centro de investigación dedicado al estudio de las auroras boreales.
A medida que ascendemos, nos adentramos en un paisaje montañoso que ofrece vistas panorámicas de valles y picos nevados. Sin embargo, es justo en verano cuando la ruta se vuelve particularmente desafiante. El camino está salpicado de piedras irregulares que dificultan la marcha, convirtiendo la caminata de aproximadamente 7 horas en una experiencia exigente tanto física como mentalmente. Sólo recordarlo al mirar las fotos, me hace sentir nuevamente agotada!
El verdadero premio de esta aventura es el glaciar Foxfonna, que se extiende a lo largo de unos 5 km² en las montañas de Breinosa. Su nombre hace referencia al zorro ártico, que curiosamente nunca se ha visto por esa zona. Al llegar, el glaciar se despliega como un enorme manto blanco, reflejando la luz del sol y creando un contraste impresionante con las rocas oscuras que lo rodean. Es un lugar donde la naturaleza se siente viva, donde el silencio es profundo y el aire es puro. Este glaciar es un recordatorio de la majestuosidad de la naturaleza y de lo insignificantes que somos ante su grandeza.
Hicimos esta excursión con Svalbard Wildlife Expeditions
5. RUTA HASTA EL PARALELO 80º EN EL HURTIGRUTEN MS NORDSTJERNEN
5.1. El barco
El MS Nordstjernen, estrella polar o estrella del norte, es uno de los barcos más emblemáticos de Hurtigruten Svalbard. Se trata del más antiguo en servicio, surcando las aguas polares de Svalbard como pocos. Construido en 1956 para el servicio de correo costero en Noruega, fue modernizado para la navegación en el Ártico en el año 2000 y ha sido protegido como patrimonio noruego desde 2012. Esta ha sido su última temporada, y será retirado con honores para ser exhibido en un museo. ¡Es un orgullo haber sido uno de sus últimos pasajeros a bordo! Si decides realizar este viaje, lo harás seguramente en un barco más moderno.
Es importante mencionar que, siendo un barco antiguo, presentaba ciertas incomodidades lógicas: escaleras muy empinadas, camarotes pequeños, baños compartidos para algunos camarotes, y el ruido de los motores en las plantas más bajas. Sin embargo, también tenía el encanto de sus elementos de madera: las cubiertas, las barandillas, las hamacas… y un aire clásico que recordaba a las películas. De hecho, a medida que conocíamos a los demás pasajeros, comenzamos a inventar una novela de misterio, como si fuéramos personajes de Agatha Christie.
Éramos unos 90 pasajeros, y había camarotes de todo tipo, desde el más lujoso hasta el más sencillo. El mío estaba en una de las plantas más bajas, y no podía dejar de pensar, especialmente por la noche, que realmente quedaba por debajo del nivel del mar. Imaginaba que en caso de accidente, sin duda sería la primera en morir. Sólo contaba con una litera y un lavabo y debía subir al baño en la planta superior. Era tan diminuto que apenas pude mantener la maleta abierta durante todos los días, así que dispuse de la cama alta de la litera para desplegar mis cosas, la organización fue clave para no volverme loca con la poca luz y el poco espacio. Sin embargo, sinceramente, el tiempo que pasaba en el camarote era mínimo; quizás solo dormía 6 o 7 horas cada noche. No hay que olvidar que disfrutamos de 24 horas de luz, y era muy fácil perder la noción del tiempo ante los maravillosos paisajes exteriores. A las 8 de la mañana comenzaba el desayuno, y a partir de ahí, seguía una sucesión de actividades casi sin descanso.
El barco disponía de varias salas en proa y popa, con grandes ventanales. Había una cafetería donde siempre estaban disponibles tés y café, así como mapas, libros, y láminas sobre animales y tipos de ballenas. También había una gran pantalla que mostraba los datos de navegación en tiempo real, la ruta prevista, etc. En el comedor, te asignaban una mesa fija para todo el viaje, ya fuera por camarotes o por grupos de amigos, según prefirieses. Todas las comidas estaban incluidas: desayuno buffet de 8 a 9, almuerzo buffet a las 12:30 y cena servida en mesa (dos platos y postre) a las 19:00.
Cuando desembarcábamos, el barco se veía tan fotogénico, en medio del fiordo con glaciares de fondo, con su casco negro, sus grúas para subir y bajar las zodiacs, sus chimeneas y su estilizada figura…
5.2. La logística
La logística a bordo del barco seguía un programa meticulosamente planificado. Como mencioné anteriormente, el desayuno se servía a las 8 de la mañana, y a las 9 teníamos la reunión diaria obligatoria, donde se nos presentaba el plan del día y se nos explicaba todo lo necesario sobre los dos landings, el tipo de trekkings que realizaríamos, las alternativas disponibles, las normas de seguridad, entre otros aspectos. Esta rutina se repetía cada día, salvo el primero, cuando embarcamos por la tarde, ahí se nos proporcionaron instrucciones sobre qué hacer en caso de emergencia y se presentó al equipo de guías, un total de siete, incluyendo a la líder de la expedición, Hedda. Durante ese primer día, se formaron varios grupos según el idioma: un grupo de alemanes, dos grupos variados de escandinavos, y un gran grupo compuesto por italianos, británicos y nosotros, los únicos españoles, que se dividió en tres. A cada grupo se le asignó un guía para todo el viaje, siendo la francesa Cecily la nuestra.
Tras esa reunión matutina obligatoria, comenzaban los procedimientos para los desembarcos, realizados por grupos. Se anunciaba por megafonía cada turno y teníamos que descender a la zodiac, siempre equipados con un chaleco salvavidas que nos proporcionaron y que guardamos para el resto del viaje. Bajábamos de manera ordenada y pausada; nadie podía descender por la inestable escalerilla hacia el gélido mar hasta que el anterior estuviera ya en la zodiac. Apuntaban en una lista a cada pasajero que bajaba y lo mismo a la vuelta. No podían arriesgarse a dejar a nadie en tierra! Así, una a una, las zodiacs nos iban llevando hacia tierra firme. Antes del desembarco, la líder de la expedición y un par de guías se aventuraban a tierra para inspeccionar la zona. Recordemos que estábamos en territorio de osos polares. Cada guía portaba un arma a la espalda y una pistola de bengalas en la cintura. Otra de las reglas era que no podíamos alejarnos más de 20 metros del grupo; debíamos mantenernos siempre juntos y nunca ir delante del guía. En caso de que un oso se acercara, no debíamos interferir si el guía necesitaba disparar. Aunque disparar sería siempre la última opción, pues lo primero sería intentar asustar al animal con la pistola. Mientras nosotros ansiábamos avistar un oso en tierra, los guías nos advertían que esa era la última cosa que ellos deseaban. En realidad, sería un gran inconveniente poner en peligro a un grupo de turistas, ya que se enfrentan a una investigación rigurosa por parte de las autoridades si se ven obligados a disparar y matar a un oso. Su comportamiento es tan impredecible que lo mejor es evitar cualquier encuentro cercano.
5.3. Itinerario y actividades
Esta fue la ruta que hicimos, conscientes de que en cualquier momento podía ser alterada según la meteorología. No se dio el caso, tuvimos un tiempo excepcional!
Todos los días teníamos dos desembarcos, excepto el primer día que arrancamos viaje a media tarde. Algo que no sabíamos, ya que el programa detallaba sólo uno. Cada uno de esos desembarcos suponía un trekking relativamente sencillo, pero siempre había una alternativa mucho menos exigente para quien no se sintiera preparado.

Día 1, embarque, Grumant
Partimos a media tarde. Lío de maletas, lío de camarotes, el barco era un hervidero de gente para arriba y para abajo, en lo que al principio nos pareció un laberinto de pasillos y escaleras. Pero no había tiempo de perder. En poco tiempo ya estábamos frente a Grumant, uno de los tres principales asentamientos mineros fundados por los soviéticos en Svalbard en su afán por controlar las minas de carbón del archipiélago. Mientras que Barentsburg sigue en activo y habitado, y Pyramiden está en estado de semi-abandono, aunque parcialmente habitado y accesible; Grumant, situado relativamente cerca de Longyearbyen, está completamente abandonado desde 1961, y no se puede visitar. O al menos no es recomendable, ya que los edificios en ruinas están plagados de amianto, un material altamente cancerígeno. Aves, renos y algún que otro oso despistado son los únicos visitantes actuales de este pueblo fantasma, que llegó a tener cerca de 1.200 habitantes en los años 50. Lo pudimos admirar desde la distancia y observar la vieja linea férrea que recorre la costa para el traslado del carbón. Esos curiosos acantilados y la niebla en las cumbres completaron una enigmática imagen.
A partir de aquí perdíamos la cobertura móvil y empezábamos la desconexión del mundo.
Día 2, Magdalenafjorden y Smeerenburgbreen
El primer día completo fue para mí el mejor, algo inolvidable. Nos despertamos ya en el fiordo de Magdalenafjorden, y durante el primer desayuno nos dieron un paseo panorámico por los frentes glaciares. Mojar la galleta en el café mientras pasan icebergs por tu ventana es una experiencia indescriptible! En la reunión de la mañana ya nos indicaron que en esta primera excursión existía la posibilidad de darnos un baño, así que metimos nuestro bañador en la mochila. Las toallas las ponían ellos!
Una vez conocimos de primera mano el procedimiento para bajar a tierra, iniciamos el recorrido por esta hermosísima zona, plagada de puntiagudas cimas nevadas, largos glaciares y playas de arena dorada. Esta bahía era conocida en la antigüedad por ser el punto de encuentro de muchos cazadores de ballenas, hoy se pueden encontrar restos de la estación ballenera construida, antiguos hornos de grasa y un cementerio con su monumento conmemorativo. La zona ha tenido que protegerse y vigilarse, muchos visitantes no se resistían a llevarse un recuerdo, y se ha prohibido además entrar en la bahía a enormes cruceros. Después de la caminata llegó la hora del baño. El truco es no dudar, si además a tu alrededor los demás se atreven eso te contagia y pierdes el miedo. Tego que confesar que a pesar de estar el agua del mar a 4 grados, no me pareció tan fría tan fría como en Groenlandia por ejemplo. No sé, será que me estoy habituando!
Después de esta refrescante mañana, volvimos al barco a comer y nos dirigimos más al norte a través de icebergs, a Smeerenburgbreen, donde íbamos a hacer una autentica caminata glaciar. El tiempo soleado seguía acompañándonos!
Ya recogidos de nuevo en el barco nos avisaron que estábamos llegando a una playa en la isla de Amsterdamøya donde descansaban algunas morsas. Fueron nuestras primeras morsas, pero no serían las últimas!
Cuando parecía que el día había sido completísimo y que ya nos podíamos dar por satisfechos, llegó el momentazo del viaje! Podéis imaginaros cuando avisaron por megafonía que habían divisado… un oso polar caminando por la costa de Kennedybukta!! Las carreras de todos, cogiendo abrigos, cámaras, prismáticos!! Fue un «tonto el último» en toda regla! No sé cómo el barco no se hundió con todos apiñados en la proa. Al principio nos costó identificarlo, el color de las rocas lo hacía pasar desapercibido, y aunque se iba moviendo parecía casi imposible verlo. Finalmente una vez lo vimos ya no pudimos apartar la vista de él. Un macho bien alimentado se dirigía despacio, mirándonos de vez en cuando, hacia un parche de nieve. Cual fue nuestro gozo cuando una vez allí empezó a revolcarse en ella, jugando y retozando para refrescarse. Costaba creer que ese adorable peluche te puede matar de una caricia!
Aquí todas las fotos del oso. Nos costó dormir esa noche, la excitación fue máxima!
Día 3, Liefdefjorden, Bockfjord, Moffen y paralelo 80º
Durante la noche recorrimos toda la cornisa noroeste de Spitsbergen, rodeados por una intensa niebla en alta mar. Por la mañana, ya dentro del fiordo de Liefdefjorden (fiordo del amor), el día volvió a despejarse. Aquí, desayunamos con vistas al inmenso glaciar Monacobreen, uno de los más grandes y bonitos del archipiélago, y desembarcamos en el Texas Bar, una antigua cabaña de tramperos que se mantiene con todo lo necesario por si alguien, algún valiente, quiere usarla como refugio temporal. Comprensible teniendo en cuenta que es un lugar habitual de avistamientos de osos polares. Nos encontramos con unos valientes en el yate de lujo Suri haciendo esquí acuático y paddle surf a los mismos pies del glaciar. La zona, muy rica en plantas y flores, está invadida de aves, que en algunos momentos nos hicieron la caminata muy difícil, hasta el punto de tenernos que desviar de ruta.
De vuelta al barco a comer, y casi sin descanso ponemos rumbo al siguiente fiordo, Bockfjorden, donde vamos a visitar unos manantiales de aguas termales. De camino nos sorprende una ballena rorcual dando saltos saliendo del fiordo, un espectáculo pocas veces visto ya que es una especie que apenas tiene ese comportamiento. Nos dijeron que podría deberse a que intenta quitarse parásitos de la piel. Recogemos a unos colegas científicos que habían pasado unas semanas en una cabaña, y seguimos hacia nuestro destino.
Las zonas donde están los manantiales son visibles desde el mar, porque son zonas peladas de vegetación y nieve sobre las colinas, junto a una lengua glaciar. La caminata se desarrolla por una zona altamente pedregosa y termina en un pequeño valle de color amarillo intenso! En esta zona de geología tan variada, las montañas presentan colores de tonos marrones y ocres, amarillos y verdes.
Pero el día no terminaba con estos dos desembarcos, después de cenar ya estábamos rumbo al norte, más al norte, dispuestos a cruzar el paralelo 80º. Para cruzar los 80 grados norte, la tripulación preparó un brindis con un pequeño discurso porque en ese momento probablemente éramos algunos de los últimos humanos hasta el polo norte. Un momento muy simbólico! Ver todo el instrumental del barco y nuestros móviles marcando esa latitud, esa ceremonia y el brindis, la visión del cercano casquete polar con su hielo perpetuo en el horizonte (nos quedamos a 50 kms), el silencio y la emoción de pensar que más allá no hay nadie ni nada, sólo hielo, lo convirtieron en un momento épico. ¡Orgullosa de haber conseguido mi certificado polar!
Además, llegamos a la pequeña isla de Moffen, donde hay una enorme colonia permanente de morsas, plácidamente descansando en la playa. El camino de ida y de vuelta hacia el sur de nuevo fue además un espectáculo inolvidable, donde divisamos también un grupo de jorobadas a lo lejos que seguían su ruta hacia el norte.
Día 4, Ny-London y Ny-Alesund
A la mañana siguiente amanecimos llegando a la pequeña isla de Ny-London en el fiordo de Kongsfjorden. Aquí, a principios del siglo XX, se instaló un asentamiento dedicado a la extracción del mármol, prácticamente el islote entero es de roca de mármol. La extracción, un proyecto muy ambicioso, fue un estrepitoso fracaso, pues el mármol, una vez llegaba a latitudes más cálidas se deshacía en miles de trozos y perdía todo su valor.
Justo después, la intención era comer y por la tarde iniciar un nuevo desembarco en Ny-Ålesund, pero nos dieron la oportunidad de atracar en el puerto de este pequeño asentamiento, y eso alteró los planes. Bajamos a tierra pues de una forma normal, después de tantos desembarcos en las zodiacs, esto nos pareció hasta raro. Este sí es el asentamiento permanentemente habitado más septentrional de la tierra, y aquí sí se puede decir con todas las letras que tienen el café, la oficina de correos, la tienda o el museo «más al norte del mundo». El censo de su población (entre 40 en invierno y 150 en verano) está compuesto básicamente por científicos de diferentes países del mundo, que realizan varias investigaciones, entre ellas destaca el estudio de la contaminación atmosférica. Para no interferir en las frecuencias de los radares e instrumentos de medición, en la zona es obligatorio el «silencio radioeléctrico», y no se puede usar el wifi ni el bluetooth. Por su ubicación en medio de la isla de Spitsbergen es parada casi obligatoria de avituallamiento de muchos de los barcos que suben o bajan desde el norte, no en vano fue la base que utilizó Amudsen para su viaje al polo norte en dirigible. Aquí nos cruzamos con un tipo de la NASA que con una cámara-mochila elaboraba un mapa 3d del terreno. Como le dijo José con admiración: «We are surrounded by very smart people here»!
Día 5, regreso a Longyearbyen
Al día siguiente tocaba regresar, todo lo bueno se acaba y este sueño no podía durar eternamente. El momento de atracar en Longyearbyen, dejar los camarotes, sacar tu maleta y despedirse de todos los guías y compañeros de viaje fue un momento muy triste y debo confesar que casi se me escapa alguna lagrimilla. El bus nos dejó en el hotel donde íbamos a pasar la última noche antes de partir, y dispusimos de toda la tarde libre para hacer las últimas compras o aprovechar para hacer alguna pequeña excursión o caminata sin salir del pueblo eso sí, ya sabéis… Como no, rendimos nuestra última visita a Fruene a tomarnos un café bien caliente con una tarta, visitamos el museo polar, la iglesia y la parte alta de la zona minera.
6. CURIOSIDADES
Svalbard es un territorio peculiar, y quizá son sus rarezas junto con el impresionante medio natural, lo que lo convierten en un lugar fascinante!
Recordad que la situación de Svalbard, entre los 74 y 82 grados norte, hace que las estaciones sean muy extremas. El sol de medianoche dura 4 meses, desde el 19 abril hasta el 23 agosto no se pone el sol y hay 24 horas de plena luz. Por contra, la noche polar dura del 14 noviembre al 29 enero. En esos dos meses y medio la oscuridad es total, completamente negro. Entre ambos periodos existe la llamada estación oscura (dark season) desde octubre a febrero, cuando el sol ya no sale pero deja ver algo de luz por debajo del horizonte. El 8 de marzo se lleva a cabo en Longyearbyen la fiesta del sol, para celebrar el regreso del astro rey. Al estar la ciudad entre altas montañas, el sol tarda un poquito más en dejarse ver aquí, en otras zonas de Svalbard ya ha salido, pero ese día cada año todo el mundo se reúne junto a la iglesia para darle una cálida bienvenida!
Algunos datos:
▪︎ la población de Longyearbyen ronda los 2.500 habitantes, de ellos hay 300 universitarios. Aquí se estudian las auroras, el clima, ciencias marinas, bilogía, en definitiva estudios enfocados en el ártico.
▪︎ el supermercado de la ciudad es muy grande y tiene de todo, pero en determinados momentos se pueden agotar ciertas cosas y tardan en llegar de nuevo, casi todo lo que no es fresco llega por mar en contenedores y eso encarece el producto a pesar de no tener impuestos. Hay que tener en cuenta que es el único punto de abastecimiento de muchos barcos, así que puede quedarse sin stock especialmente en invierno.
▪︎ el pequeño hospital es sólo para atención primaria. Para emergencias, operaciones quirúrgicas y partos hay que trasladarse a Tromsø. De hecho el dicho de que aquí «no te puedes morir» no es del todo cierto. Evidentemente si tienes un accidente te puedes morir, lo que no harán será enterrarte, trasladarán tu cadáver a Tromsø. Lo mismo con personas ya en edad avanzada, es mejor que se trasladen a vivir a Noruega porque la isla no cuenta con instalaciones para cuidados específicos. Por eso las mujeres embarazadas, dos o tres meses antes de parir también tienen que trasladarse para dar a luz en otro sitio y luego volver. Desde 1950 no se permiten enterramientos en Longyearbyen porque el permafrost evita la descomposición de los cadáveres. En el antiguo cementerio descubrieron que el virus de la fiebre española permanecía vivo en los cadáveres.
▪︎ Longyearbyen dispone de un colegio y una guardería.
▪︎ Están prohibidos los gatos ya que suponen una amenaza para las aves.
▪︎ Los renos campan a sus anchas por las calles de la ciudad.
▪︎ Debido a los osos polares, desde 2015 es obligatorio llevar un arma fuera de los límites de las poblaciones. Una pistola de bengalas para asustar al oso y un rifle en caso de tener que matarlo. Dentro de las poblaciones, puedes llevar el rifle pero descargado. Esto se impuso tras un trágico accidente donde un oso mató a un niño en un camping.
▪︎ La gasolina sin impuestos es bastante más barata que en Noruega.
▪︎ Nuestro sitio favorito de Longyearbyen es Fruene, un agradable café para una comida ligera o un café con dulces. Creo que fuimos cada día de nuestra estancia! También es una pequeña tienda donde tienen todo tipo de lanas, tejer es un auténtico pasatiempo nacional aquí.
▪︎ En el pequeño centro comercial de Longyearbyen puedes encontrar sobre todo tiendas de ropa técnica para el frío, ropa de abrigo, enseres para trekkings, excursiones, pero también hay un salón de belleza y una farmacia. Todo, absolutamente todo en Svalbard, puede pagarse con tarjeta.
7. PRESUPUESTO
Y ahora hablemos de pasta, de money! No nos vamos a engañar. Es un viaje caro, muy caro. Y cuantos más días quieras estar, cuántas más actividades quieras hacer y cuánto más al noreste quieras llegar, más caro resultará. Más aún si pretendes hacer la circunvalación al archipiélago. Pero yo soy de la opinión que ya que vas, vas con todo. No puedes llegar a un sitio tan remoto y simbólico del mundo, para luego no hacer nada porque es caro, y dejarlo a medias. Tienes que contar con ello. Un truco es planearlo con mucho tiempo y ya ir pagando algunas cosas y distanciar los gastos. Además, si vas a reservar alojamientos por tu cuenta selecciona opciones reembolsables. También la mayoría de excursiones tienen cancelación gratis casi hasta el último día. Lo único que no admite cancelaciones son obviamente los vuelos y el crucero.
Todos los gastos:
–Vuelos, puede variar según la temporada o el tiempo de anticipación, te pueden costar desde 400 hasta 700 euros, como poco.
–Escala en Oslo, nos alojamos en el Comfort Runway Hotel, calcula unos 80 euros por habitación doble con desayuno. Más 8 euros de transfer al aeropuerto por persona y trayecto.
–Alojamiento previo por tu cuenta, una casita entera nos costó unos 1.000 euros para 3 noches, 4 personas, sale a unos 86 euros por persona y noche.
-El paquete Hurtigruten no sólo es el crucero. Incluye: el traslado desde el aeropuerto al alojamiento elegido; hotel con cena, desayuno y almuerzo el día previo al embarque en el Coal Miners Cabin (o en el Radisson según el camarote reservado); visita a Camp Barenz y Museo; y traslado al hotel elegido el día del desembarco. El paquete completo nos costó 1.743 euros incluyendo también durante los días de navegación: pensión completa y todas las actividades, desembarcos y excursiones. Obviamente hay diferentes precios por camarote, nosotros escogimos de los más baratos. No está mal si piensas todo lo que incluye!
-El paquete NO incluye el traslado desde el alojamiento por tu cuenta hasta el hotel que te proporcionan el día anterior del embarque (fuimos en taxi, nos costó 11 euros), y tampoco el traslado al aeropuerto el día de salida de tu vuelo (también fuimos en taxi y nos costó 20 euros).
-Nos quedamos una noche extra una vez terminado el crucero, en el The Vault Hotel Svalbard, y nos costó 150 euros por habitación con desayuno. En Longyearbyen hay varios albergues de habitaciones compartidas, tenlo en cuenta si quieres reducir algo el presupuesto.
-Hicimos una compra de unos 90 euros con productos para desayunar, fruta, huevos, leche, cenas rápidas y snacks para llevar de excursión (aunque llevábamos cosas desde España: frutos secos, embutidos, etc) para los días de estancia en el airbnb.
-Cuenta que cada excursión varía entre 90 euros la de la Bóveda de Semillas, 125 euros la de Foxfonna, o 200 euros la de Pyramiden. Incluyen recogida, comida (excepto la de la Bóveda de Semillas que sólo incluye una bebida de grosellas y cookies) y regreso al hotel.
-Suma otros gastos allí, compras, souvenirs, cafés y tartas, etc…
Si quieres ver todas las fotos, puedes ver el álbum aquí. Descarga aquí el cuaderno de bitácora elaborado por nuestros guías!
Si tienes alguna pregunta o curiosidad, no dudes en escribirme!























































































































































































































Exelente descripción, yo acabo de llegar esta semana del mismo viaje, exeptuando los dias extras que habeis estado por vuestra cuenta, me hubiera encantado ir a Piramyden, pero al final no fui. Yo fui con el Serenissima de Hurtihgruten,.
Voy a guardar este post, por si quiero consultar algo del viaje, esta perfectamente descrito, y tambien quiero volver en invierno
Gracias y a continuar viajando
Hola Puri!! Qué experiencia maravillosa hemos tenido la suerte de vivir, verdad? No sé si ahora con el Serenissima se hace la misma ruta y las mismas actividades. Visteis osos? Yo también quiero volver, seguro que pronto! Gracias por tu comentario!