Maravillas de Groenlandia

Groenlandia sigue siendo la última frontera del planeta. A pesar de los evidentes efectos del cambio climático, muy visibles en los glaciares, este vasto e inhóspito territorio es tan auténtico que consigue hacerte olvidar lo que ocurre en el resto del mundo. Pasar ocho días con el móvil en modo avión, sin ningún contacto con el exterior y sin la dependencia que genera, rodeado de naturaleza en estado puro, admirando, respirando, conversando, escuchando,… permite que tomes conciencia de que estás viviendo algo único e irrepetible y por tanto te impulsa a aprovechar cada minuto. Es como una terapia de desconexión necesaria, aunque al final vuelvas irremediablemente a tu rutina y tu vida normal, pero con miles de imágenes y momentos en tu retina.

Campamento Fletanes, Qalerallit

Maravillas de Groenlandia es uno de los paquetes más completos de Tierras Polares donde encuentras aventuras y actividades para todos los gustos: desde trekkings por montañas y valles, caminatas por glaciares, rutas de kayaks entre icebergs, traslados en potentes zodiacs, historia vikinga e innuit, momentos de relax ante la inmensidad del inlandsis, manadas de caribús salvajes, por no mencionar la excepcional experiencia de vivir 3 noches en un campamento glaciar en domos donde careces de todas las comodidades y donde el único sonido es el de los desprendimientos del glaciar y la única luz la de las estrellas y auroras boreales.

Auroras en el Campamento Fletanes, Qalerallit
Kayak en Tasiusaq

Por un rocambolesco incidente con el vuelo de Icelandair (retraso y posterior cancelación) en el aeropuerto doméstico de Reykjavík, tuvimos que ajustar el programa y renunciar a una noche y a algún trekking. Ver al final del post el impresionante extra de la estancia en Islandia, valió la pena pasar esa noche de cancelación en Reykjavík… Así que finalmente este fue el plan :

Maravillas de Groenlandia con Tierras Polares

  1. Introducción
  2. Etapas de la ruta
  3. Extra: días en Islandia

 

INTRODUCCIÓN

Estaba claro que un viaje a Groenlandia tenía que ser toda una experiencia, una aventura que no se vive todos los días. Era gracioso ver las caras de asombro cuando me preguntaban dónde iba de vacaciones este año y decía Groenlandia,… ¿pero, pero…. Groenlandia? Sí, sí, Groenlandia, con todas las letras. Siempre había querido ir, y aprovechando que residía en Islandia en 2020 lo intenté, pero fue imposible, se blindaron y aislaron contra el covid y no dejaron entrar a nadie.

Lo primero que tienes que pensar es que es un viaje que puede resultar muy difícil realizar por tu cuenta, la logística es cara y complicada, ya que todos los traslados se hacen en zodiac. Además, las actividades, las excursiones, los alojamientos, son lugares tan únicos y tan bien coordinados, que no puede haber mejor manera que ir con Tierras Polares, expertos en estas tierras. Las fechas es otra de las decisiones importantes. A finales de septiembre ya no queda nadie allí, se recoge el campamento, así que a principios de mes era el momento justo para aprovechar el posible buen tiempo que aún quedara del verano (que lo tuvimos) y tener la oportunidad de ver las primeras auroras (que las vimos con creces). Nuestro viaje transcurrió por dos fiordos del sur de Groenlandia, abajo está el mapa de la ruta. El grupo consistía en gente muy variada, no sólo españoles, sino que se unieron viajeros internacionales de lo más variopinto: mis compañeros alemanes de domo Maria, Falk y Connie; el singular americano Al que a pesar de ser un excéntrico, resultó ser un amor de persona; el grupo de amigos Miguel, Agnieszka, Jaume y Marco; y en especial los que fueron casi mi pequeña familia allí: Jose, Maite y Olaya 💚.  Mencionar a nuestro guía Sergio y a su ayudante Miguelico, que nos hicieron el viaje ameno y divertido. Os queremos mucho! También los guías e instructores que nos acompañaron en alguna actividad, Jesús el Maño el crack de los kayaks, Gabi en el glaciar, César en el campamento, Tere en el Leif Erikson, JJ y Nils en las zodiacs.

↓ Vídeo al final 

Volver al índice ↑

DÍA 1
Llegada a Narsarsuaq
Caminata por el Valle de las Flores
Noche en Qassiarsuk

Tras el retraso de un día, y ya entusiasmados con las vistas desde el avión de los fiordos, los glaciares y el inlandsis, cuando llegamos al pequeño aeropuerto de Narsarsuaq, antiguo aeródromo militar americano, casi tuvimos ganas de besar el suelo al estilo papal. Nada más desembarcar, desde el mismo aeropuerto, iniciamos un corto trekking por el Valle de las Flores que llega hasta el glaciar Kiattut, pero que por el ajuste del programa sólo pudimos hacer parcialmente. Admiramos la morrena del glaciar, cómo el otoño iba tiñendo de tonos ocres la vegetación, setas, flores, y excrementos de algunos animales autóctonos. Primer contacto con la naturaleza groenlandesa.

Vistas2Vistas1Greenland from above
Greenland from aboveNarsarsuaq, GroenlandiaNarsarsuaq, Groenlandia

Tras esta caminata, llegó el primer traslado en zodiac y con él una de las tareas que iba a ser recurrente durante todo el viaje, la «human chain«. Todo viaje en zodiac tiene su protocolo, ponerse la parka, el chaleco salvavidas, y siempre empieza y acaba con esta cadena humana, para cargar y descargar maletas y mochilas, que se ponen en medio de la barca y se tapan con una lona. Nosotros a los lados, bien abrigados con guantes, gorra y gafas de ventisca. Cruzamos el fiordo Tunulliarfik (o Eriksfjord, tengo un lío con los nombres de los fiordos que no veas…) desde el aeropuerto hasta Qassiarsuk, pequeño pueblo de granjas con mucha historia vikinga, aquí vivió Erik el Rojo cuando llegó a colonizar Groenlandia, y aquí se construyó la primera iglesia. Nos alojamos la primera noche en el hostal Leif Eriksson, donde confluyen varios grupos de distintas rutas, empiezan o terminan y donde la actividad es frenética. Tiene algunas habitaciones privadas con dos camas, pero la mayoría son literas en dos grandes dormitorios comunitarios. Nos preparamos para la última ducha caliente y para dormir cómodamente.

Qassiarsuk, GroenlandiaQassiarsuk, Groenlandia
Qassiarsuk, GroenlandiaQassiarsuk, Groenlandia

Volver al índice ↑

DÍA 2
Traslado al campamento glaciar en Qalerallit
Parada en Narsaq
Acercamiento a los frentes glaciares
Primera noche en los domos

Al día siguiente partimos ya hacia el campamento de los domos. El primer tramo lo hicimos con mucha niebla, tanto que la zodiac tenía que ir a ratos muy despacio con dos vigilantes en proa avisando de los icebergs. Llegamos a Narsaq, la ciudad más poblada de la zona, y que ellos consideran la gran metrópoli. Con 1700 habitantes a nosotros nos pareció un pueblecito encantador, con su iglesia, supermercado, escuela, hospital… Empezamos con una interesante visita al museo, para descubrir como cazan los inuit, sus costumbres y su forma de vida. También exponen todas las piedras y minerales que abundan en la zona. Vimos como los niños salían de la escuela, jugaban en las calles, sonreían y se dejaban hacer fotos. Asistimos por casualidad a un funeral en la bonita iglesia del pueblo. Los familiares vestidos de blanco recibían a los asistentes en la puerta, y todos llevaban unas flores de plástico en la mano. Nos dio mucha pena y ternura pensar cómo ellos son felices con lo que tienen, probablemente nunca han salido de allí, de una vida durísima, y no les falta una sonrisa ni un gesto amable. En el supermercado pudimos comprobar que chocolatinas, patatas fritas, galletas y refrescos azucarados no les faltan. Eso sí, fruta y verdura poca, unos kiwis arrugados que seguramente vienen del otro lado del mundo y llevan dos meses allí, unas naranjas (de España?) y poco más. Nos avituallamos con alguna cervezas locales y caprichitos para los días que venían.

Narsaq, Groenlandia
Narsaq, Groenlandia
Narsaq, Groenlandia
Narsaq, Groenlandia
Narsaq, Groenlandia
Narsaq, Groenlandia
Narsaq, Groenlandia

Comimos en el albergue que Tierras Polares tiene en esta población, donde conocimos a Ramón Larramendi, expedicionario, aventurero y fundador de toda esta locura de Tierras Polares. E iniciamos el segundo tramo, con cada vez más icebergs ya que nos acercábamos a los glaciares más activos.

Greenland icebergsGreenland icebergsGreenland icebergs
Qalerallit Glacier, Greenland
IMG-20220914-WA0007

Fue entonces cuando JJ, el patrón de la zodiac, nos acercó hasta los frentes glaciares de Qalerallit, ya frente al campamento, y el espectáculo fue máximo! Enormes paredes de hielo, cual muro de Invernalia, a tramos azules intensos, a tramos blancos, el mar lleno de gaviotas y las rocas llenas de guano. Maravillosa última pasada a toda velocidad, espantando a todas las gaviotas y dejándonos a todos con la boca abierta. Abajo enlaces a dos vídeos.

Qalerallit Glacier, Greenland
Qalerallit Glacier, Greenland
Qalerallit Glacier, Greenland
Qalerallit Glacier, Greenland
Greenland icebergsQalerallit Glacier, Greenland
Qalerallit Glacier, Greenland
Qalerallit Glacier, Greenland
Qalerallit Glacier, GreenlandQalerallit Glacier, Greenland
Qalerallit Glacier, Greenland

No os perdáis estos vídeos >> Vídeo 1 (con desprendimientos) y Vídeo 2

Nos dirigimos ya hacia el campamento Fletanes, desembarcando con todos los bártulos por las rocas. Empezaba así uno de los puntos fuertes del viaje y la aventura en sí misma! Estábamos entusiasmados! Allí César nos explicó cómo funcionaba todo y cuales eran nuestras tiendas. Yo me uní al domo del grupo alemán, como buenos germanos mantuvieron la estancia muy ordenada 🙂

Vamos con la lista de amenities.

1- Allí no hay luz de ningún tipo, así que por la noche una linterna, el frontal o la luz del móvil es lo único que te puede ayudar. Eso y las estrellas, la luna o las auroras boreales si tienes suerte.

Campamento Fletanes, QalerallitAuroras en el Campamento Fletanes, QalerallitAuroras en el Campamento Fletanes, QalerallitCampamento Fletanes, Qalerallit

2- Tampoco hay agua corriente, sólo el agua del fiordo o la del arroyo que fluye colina abajo junto al campamento. De la parte alta de ese arroyo se recogen tres enormes bidones que van a la cocina, para beber, cocinar, lavar los platos, etc… Y que hay que rellenar con frecuencia. Y la parte baja del gélido río está reservada para aseo personal o para lavar la ropa.

Campamento Fletanes, QalerallitCampamento Fletanes, QalerallitCampamento Fletanes, Qalerallit

3- No hay baños. Sólo dos casetas portátiles (de esas que hay en los festivales) para hacer aguas mayores, no hay cisterna, no haya nada, todo va a un agujero, y el papel a una papelera. Las aguas menores son «de búscate la vida» por detrás de las rocas. Contando que no hay luz y que tienes que hacer tus necesidades así, reza para que no tengas que levantarte de noche para una urgencia. Por suerte, no tuve que comprobarlo.

Campamento Fletanes, Qalerallit
Campamento Fletanes, QalerallitCampamento Fletanes, QalerallitCampamento Fletanes, QalerallitCampamento

4- El campamento está compuesto por varios domos dormitorios, de 4 camas (en 2 literas) cada uno. No hay colchones, sólo unos camastros de esos de lona como los de la mili, que nada más tumbarte se hunden con la forma de tu cuerpo y de ahí ya no hay quien te levante. La primera noche fue terrible, creo que no estábamos preparados para el frío y la incomodidad. Pero de todo se aprende, y cada noche dormíamos un poco mejor, más abrigados, y claro, también cada día estábamos más cansados que el anterior… La falta de espacio, la falta de luz y la condensación en forma de humedad y gotas, hacían las cosas un poco difíciles. Pero fue toda una experiencia y un reto en sí mismo!

Campamento Fletanes, QalerallitCampamento Fletanes, QalerallitCampamento Fletanes, QalerallitCampamento Fletanes, Qalerallit
Campamento Fletanes, Qalerallit

5- Cuenta también el campamento con 3 domos más grandes, que son cocina-comedor-sala común, una para cada grupo que pueda coincidir ahí (estuvimos solos las dos primeras noches y vino otro grupo en la tercera). A veces servía de refugio para estar calentito mientras se cocinaba. Allí hicimos mucha sobremesa, hubo póker, historias, caídas de banco, lluvia interior y muchas risas. Al final de la cena había que «pelearse» por fregar, aclarar o secar los platos

Campamento Fletanes, QalerallitCampamento Fletanes, QalerallitCampamento Fletanes, QalerallitCampamento Fletanes, Qalerallit
Campamento Fletanes, Qalerallit

6- El balcón con vistas del campamento. Sin duda lo mejor, y nuestro punto de encuentro habitual. Al borde de una de las colinas de la playa había un banco para sentarse, donde lo único que tenías delante era el glaciar y el fiordo con sus icebergs. Ponía los pelos de punta estar allí en completo silencio, escuchando sólo el atronador estruendo del glaciar rompiéndose. Aunque estar en silencio… un grupo de españoles… era difícil… jeje. En ocasiones, haciendo tus cosas por los domos, oíamos un petardazo tan intenso, que todos salíamos a mirar si se había roto medio glaciar. A veces no se veía nada, quizás era un simple trozo de hielo casi imperceptible, o quizás una fractura o movimiento interior. Pensamos en como los groenlandeses, si viajan a Dinamarca o a Europa, y viene una tormenta con truenos, pensarán que se está rompiendo un glaciar. Hay que recordar que en estas latitudes, en Islandia tampoco, no hay tormentas eléctricas. Por eso, los rayos también les deben parecer extraños si los ven en otra parte, y pueden pensar que es brujería. Vamos, lo mismo que nosotros pensamos de las auroras.

Campamento Fletanes, Qalerallit
Campamento Fletanes, Qalerallit
Campamento Fletanes, Qalerallit
Campamento Fletanes, Qalerallit
Campamento Fletanes, Qalerallit

Primera cena elaborada por Sergio y Miguel y primera noche en los domos. Fue también la noche cuando vimos las mejores auroras en el campamento, aunque la luna llena no nos lo puso fácil. Ahí estaba siempre Olaya, desafiando el frío, atenta para identificarlas y captarlas con su móvil! Gracias, gracias por plasmar en imágenes lo que nuestros ojos vieron!

Auroras en el Campamento Fletanes, Qalerallit
Auroras en el Campamento Fletanes, Qalerallit
Auroras en el Campamento Fletanes, QalerallitAuroras en el Campamento Fletanes, Qalerallit
Auroras en el Campamento Fletanes, Qalerallit
Auroras en el Campamento Fletanes, Qalerallit

Volver al índice ↑

DÍA 3
Trekking al lago Tasersuatsiaq
Vista del inlandsis 
Manada de caribús
Baño glaciar

Tras desperezarnos después de una noche dura, y desayunar, empezamos el día con una caminata hacia el interior. Por paisajes de enorme contraste, dunas, tundra y pequeñas colinas, llegamos hasta el inmenso lago de aguas cristalinas Tasersuatsiaq, lleno de piedras de colores. Fuimos reconociendo huellas, excrementos, plumas de aves, piedras, fósiles y minerales.

Cariboo Valley, GreenlandCariboo Valley, Greenland
Cariboo Valley, Greenland
Cariboo Valley, Greenland
Cariboo Valley, GreenlandCariboo Valley, GreenlandCariboo Valley, Greenland
Cariboo Valley, Greenland
Cariboo Valley, Greenland

Seguimos bordeando el lago y ascendiendo, hasta que llegamos a uno de los picos más altos de la zona, desde donde nos quedaron delante los tres frentes glaciares y más allá el inmenso inlandsis groenlandés, kilómetros y kilómetros de hielo hasta el infinito. Esta zona se llama el Valle de los Caribús, porque es posible ver manadas de estos animales. Y así fue, nada más llegar divisamos unos pocos y después aparecieron muchos más. Maite y Jose se aventuraron a grabar un vídeo de más cerca y casi salen embestidos por dos machos… tremendo momento…jejeje (vídeo abajo). Casi imposible distinguirlos entre los colores tan variados de la tundra y las piedras, esta fotaza de Falk es el mejor ejemplo.

Cariboo Valley, GreenlandCariboo Valley, Greenland
Cariboo Valley, Greenland
Cariboo Valley, Greenland

Vídeo 

Allí hicimos el picnic. ¿Cómo funciona el picnic? Por la mañana nos repartimos entre todos la comida para llevar en nuestras mochilas, llevamos termos de agua caliente para hacer sopas instantáneas, panes, embutidos, quesos, frutos secos, galletas, cosas que nos den energía para las rutas. Así todos los días que comíamos fuera.

Tras esta espectacular vista del inlandsis y el avistamiento de caribús, emprendemos la vuelta por un camino distinto. Esta vez por un desierto de arena hasta la playa. En ocasiones, me paraba a contemplar el escenario y dudaba de si estaba en Groenlandia o en Fuerteventura, si no fuera por la presencia constante del glaciar y los icebergs.

Cariboo Valley, GreenlandCariboo Valley, Greenland
Cariboo Valley, Greenland
Cariboo Valley, Greenland
Cariboo Valley, GreenlandCariboo Valley, Greenland
Cariboo Valley, Greenland
Cariboo Valley, GreenlandCariboo Valley, Greenland

Yo iba todo el día con la idea de bañarme, es el reto que intento hacer allí donde voy, en cualquier época del año y circunstancias. Ese día, las circunstancias eran propicias, el tiempo era espectacular, veníamos sudados del calor de la caminata, eufóricos, y con la adrenalina a tope, así que tenía que ser hoy sí o sí, no sabíamos cómo amanecería el día siguiente. Tanto era mi entusiasmo que contagié a alguno de mis compañeros, Jose y Marco, y todos nos atrevimos a meternos en la playa delante de nuestro campamento, entre hielos. Nos recomendaron no pasar de la rodilla, mucho menos sumergirnos, el agua podía estar tranquilamente entre 1 y 5 grados. Después de un debate sobre cómo entrar, si rápido sin pensárselo o despacio poco a poco, nos metimos sin demasiado problema, eso porque cuando caminas no te das cuenta, pero a la que te parabas el frío era tan intenso que rápidamente dejabas de sentir los dedos de los pies… Aquí abajo me podéis ver tomando el sol como si estuviera en Benidorm ↓

Playa Glaciar, Campamento Fletanes, QalerallitBaño1
Playa Glaciar, Campamento Fletanes, QalerallitPlaya1Playa2

Segunda cena, segundas auroras y segunda noche en los domos.

Volver al índice ↑

DÍA 4
Caminata con crampones 
por el glaciar Qalerallit

El día amaneció de nuevo despejadísimo. Día ideal para salir hacia el glaciar Qalerallit. De nuevo nos dieron un paseo en zodiac por los frentes, para dirigirnos después a una de las lenguas menos activas e iniciar allí la caminata con crampones. Se unieron a nuestro grupo otros viajeros de Tierras Polares que hacen su ruta en kayak durmiendo al raso.

Tras desembarcar en la rocas caminamos hasta el borde mismo del glaciar, donde Gabi nos dio las instrucciones básicas de seguridad y nos pusimos los crampones. Empezamos viendo una pequeña cueva formada por el agua, y nos dirigimos a subir la ladera del glaciar, empinada como el demonio, y entre que todavía andábamos cogiéndole el truco a los crampones, nos costó la vida subir. Yo ya había experimentado un par de veces en Islandia lo que es caminar sobre un glaciar, pero siempre impone un poco de respeto. Las vistas desde arriba eran alucinantes, destacaba tanto el contraste del color del agua del fiordo, el blanco y negro del glaciar, nuestros variados colores de anoraks (me encanta la palabra anorak, de origen groenlandés).

Qalerallit Glacier, Greenland
Qalerallit Glacier, Greenland
Qalerallit Glacier, Greenland
Qalerallit Glacier, Greenland
Qalerallit Glacier, Greenland
Qalerallit Glacier, Greenland
Qalerallit Glacier, Greenland
Glaciar1
Glaciar2

Volvimos al campamento, tarde libre, última cena y última noche en los domos.

Volver al índice ↑

DÍA 5
Caminata a Igaliku por el Camino de los Reyes
Martini en el glaciar Qooroq

Con mucha pena por dejar éste que ya considerábamos nuestro hogar, nos levantamos para comprobar que habían desaparecido los glaciares. La razón, una intensa niebla que no dejaba ver más de un metro delante tuyo. Con esta niebla húmeda teníamos que hacer hoy el trayecto en zodiac más largo del viaje, ya con todas nuestras cosas, de vuelta a dormir en Qassiarsuk. Fue una experiencia terrible, no he tenido más frío en mi vida, no veías el momento de llegar, para cuando lo hicimos tuvimos que trepar por una escalera para desembarcar en Itilleq, con los pies congelados. De ahí parte el Camino de los Reyes hasta Igaliku, antigua sede religiosa vikinga. Bajo la intensa niebla, pudimos ver el Bosque de los Niños, una costumbre por la que se planta un árbol por cada niño que nace. Al llegar a la cima desde donde se supone se ve todo el pueblo, la niebla no nos dejaba más que adivinar alguna casa. Allí hicimos el picnic y empezamos a bajar ladera abajo. A medida que llegábamos a Igaliku se iba despejando y aparecían majestuosas las altas montañas que flanquean el fiordo, y que hasta ahora habían permanecido ocultas. Tanto se despejó que salió el sol y pudimos tomar café en manga corta! Por cierto, aquí nos enteramos («gracias» a una viajera francesa) que hacía dos días que se había muerto la reina de Inglaterra. Nosotros que queríamos seguir sin saber nada del exterior, y nos hacen este spoiler!

Igaliku1
Igaliku, Groenlandia
Igaliku, Groenlandia
Igaliku, Groenlandia
Igaliku, Groenlandia
Igaliku, Groenlandia
Igaliku, Groenlandia
Igaliku, Groenlandia
Igaliku, Groenlandia
Igaliku, Groenlandia

Desde allí nos adentramos en el fiordo del glaciar Qooroq, uno de los más activos, y que más icebergs desprende hasta el punto de que no puedes llegar hasta el frente de tan plagado que está de hielo. Allí, Sergio y Miguel se acercaron a un iceberg y con piolet en mano picaron algo de hielo, para… sorpresa… tomarnos un Martini! Fantástica experiencia!!!

Qooroq Glacier, Greenland
Qooroq Glacier, Greenland
Qooroq Glacier, Greenland
Qooroq Glacier, Greenland
Qooroq Glacier, Greenland
Qooroq Glacier, Greenland
Qooroq Glacier, Greenland
Qooroq

Desde ahí, Miguelito conduciendo la zodiac, nos llevó sanos y salvos al Leif Erikson, donde pudimos darnos una ducha caliente, cenar y dormir cómodamente. Lo que el primer día nos había parecido muy básico, se había convertido, tres días después, en un hotel de cinco estrellas.

Volver al índice ↑

DÍA 6
Caminata hasta la granja de Tasiusaq 
Navegación en kayak entre icebergs. 
Cena inuit

Hoy era nuestro última día completo e iba a incluir uno de los plus del viaje, así que después de dormir cómodamente y desayunar abundantemente, partimos hacia Tasiusaq.

La ruta desde Qassiarsuk, que empieza en el monumento a Erik El Rojo, transcurre por bonitos senderos llenos de ovejas (que campan libremente como en Islandia, hasta que llega el momento de recogerlas para el invierno), subidas y bajadas por colinas, donde se pueden ver nidos de águilas, y cuando ya llegas al punto más alto y empiezas a ver los icebergs flotando al fondo del fiordo, sabes que va a ser un día muy emocionante! Como así fue.

De camino a TasiusaqDe camino a Tasiusaq

Llegamos a los dominios de Jesús, el Maño, quien iba a ser nuestro instructor de kayak, y aprovechamos para coger fuerzas con una gran comida antes de que nos repartieran todo el equipamiento, trajes impermeables, manoplas, botas, faldones… e hiciéramos las parejas. Yo me uní a Jose, sin saber que formaríamos un tandem perfecto. Ya de camino a la playa donde tenían los kayaks (otra palabra de origen inuit), vimos cómo un iceberg se resquebrajaba y se daba la vuelta.

Yo no he montando nunca en un kayak, estaba segura que nada más subir me caería o volcaría. Jesús tiene el récord de estadísticas, nunca nadie se le ha caído. Yo iba a ser la primera. Pero qué va! Fue facilísimo! La remada era muy suave y el mar estaba tan en calma (quitando un pequeño estrecho donde había corriente) que no había que hacer apenas esfuerzo para avanzar. Y la coordinación con Jose era tal que casi no teníamos que hablar para indicar dirección. Esa sencillez en la navegación nos permitió disfrutar de la paz y de las escenas que teníamos delante. En un momento dado Jesús nos hizo juntarnos, y nos pidió silencio por unos minutos. Ese silencio, o mejor dicho ese sonido tan puro, no se me olvidará jamás! Aquí el vídeo de este momento. Algunos de los fotones son de Falk.

Kayak en TasiusaqKayak en Tasiusaq
Kayak en Tasiusaq
Kayak en Tasiusaq
Kayak en Tasiusaq
Kayak en Tasiusaq
Kayak en Tasiusaq
Kayak en Tasiusaq
Kayak en Tasiusaq
Kayak en TasiusaqKayak

Al final no pudimos ver focas, que suele haber por esta zona. Pero la paz que nos transmitió esta actividad y este entorno fue un momento muy mágico. Sin embargo, el cansancio hizo mella, algunos ya arrastrábamos los pies, y cuando nos dijeron que la vuelta eran unas dos horas de caminata, la posibilidad de volver con Jesús en todoterreno fue muy tentadora. Así que Olaya y yo nos subimos en la montaña rusa esa que llaman coche para tomar el camino de piedras ese que llaman carretera, y por el accidentado camino fuimos rescatando a viajeros que ya echaban la papilla por la boca. Toda una experiencia que no estaba incluida en el programa!

Última noche en el albergue y en Groenlandia. Cena inuit de degustación, grasa y carne de ballena y foca, y cordero. Algo diferente, que sin ser yo muy fan había que probar la gastronomía local sí o sí. Muy sorprendente!

Volver al índice ↑

DÍA 7
Día de regreso

Con mucha tristeza, hicimos la maleta y ya después del desayuno nos llevaron al aeropuerto, al otro lado del fiordo. Últimas ‘cadenas humanas’ para descargar la zodiac. Sin retrasos esta vez, en dos horitas ya estábamos en Reykjavik. Llegó el momento que siempre quiero que pase rápido, las despedidas. El truco es siempre despedirse pensando que nos veremos pronto, con un simple «hasta luego». Una auténtica pasada haber compartido con este grupo una experiencia tan especial, que recordaremos siempre, sin duda. Maite, Jose, Olaya y yo quedamos para cenar en Reykjavík. Sabemos que seguiremos en contacto. Os quiero, chicos!

Gracias a Marco por hacer tantas fotos de grupo, y gracias a todos por compartir las vuestras, hacen el viaje más completo!

Grupo

>>Todas las fotos de este viaje a Groenlandia<<

Volver al índice ↑

EXTRA
Días en Islandia

Islandia siempre es una maravillosa opción. Como para ir a Groenlandia hay que hacer escala sí o sí en Reykjavík, que mejor que quedarse unos días antes o después. En mi caso me quedé antes, 4 días, cómo no iba a quedarme en Islandia! para recordar mi tiempo allí (qué penita me dio ver mi casa, los cafés donde iba casi a diario, las tiendas….), pero también para coger coche y visitar lugares que me habían quedado pendientes. También para ver algunas de las auroras más impresionantes que he presenciado nunca!

El mismo día que llegué, que dormí en Þorlákshöfn, estaba tan despejado y tan fuera de toda fuente lumínica, que salí a probar suerte. Y vaya si la tuve! Empezó tímidamente cuando aún había claridad, pero poco a poco aquello reventó sobre mi cabeza, hubo un momento que todo el cielo era verde, no sabías a donde mirar, por un lado arcos, por otro espirales… Las fotos hablan por sí mismas.

Aurora boreal sobre Þorlákshöfn, IcelandAurora boreal sobre Þorlákshöfn, Iceland
Aurora boreal sobre Þorlákshöfn, Iceland
Aurora boreal sobre Þorlákshöfn, Iceland
Aurora boreal sobre Þorlákshöfn, Iceland
Aurora boreal sobre Þorlákshöfn, Iceland
Aurora boreal sobre Þorlákshöfn, Iceland
Aurora boreal sobre Þorlákshöfn, Iceland
Aurora boreal sobre Þorlákshöfn, IcelandAurora boreal sobre Þorlákshöfn, Iceland

La curiosidad es que estaba aparcada en un restaurante de marisco, y hay fotos tan surrealistas de una gamba gigante bajo auroras boreales

Aurora boreal sobre Þorlákshöfn, Iceland
Aurora boreal sobre Þorlákshöfn, Iceland

Además de dedicar algo de tiempo a mi querida Reykjavík, pude volver a Thingvellir y a Kerid Crater, que siempre merece una visita, y a las zonas geotérmicas de Hveragerði y Hellisheiði.

Hellisheiði Geothermal area
Hellisheiði Geothermal area
Hellisheiði Geothermal area
Hveragerði, IcelandKerid Crater, Iceland
Thingvellir National Park, Iceland
Thingvellir National Park, Iceland

Pero sobre todo, tuve la oportunidad de hacer un trekking en las Highlands, ya en el límite de su cierre tras el verano, concretamente en Kerlingarfjöll, que se me había quedado pendiente de 2020.

Ya sabéis, lo he dicho muchas veces en mis posts sobre Islandia, que a las tierras altas del centro de Islandia sólo se puede acceder en verano y sólo en todoterreno, por lo accidentado de los caminos. En este caso, se trata de Kerlingarfjöll, que queda en la ruta Kjölur. En 4 horas hice la ida y vuelta hasta la zona geotérmica de Hveradalir, son 11 kms ida y vuelta, subiendo y bajando riscos, atravesando hielo, desiertos, algo que creí que sería incapaz de hacer. El espectáculo cuando llegas, aunque sea on la lengua fuera, a ese valle humeante, con las colinas de color naranja ocre, con parches de nieve y con parches de vegetación verde y con un riachuelo turquesa, es algo fuera de este planeta. Además el día estuvo despejado y hacía hasta calor!

Os dejo por aquí alguna foto, pero he creado una entrada propia para esta excursión. No dejéis de leerla!!

Kerlingarfjöll, Highlands, Iceland
Kerlingarfjöll, Highlands, Iceland
Kerlingarfjöll, Highlands, Iceland
Kerlingarfjöll, Highlands, Iceland
Kerlingarfjöll, Highlands, Iceland
Kerlingarfjöll, Highlands, Iceland

En la última noche en Reykjavík salieron las auroras a danzar. Estaba contentísima. Pero eso no era nada, comparado con lo que vendría después….

Aurora boreal sobre Reykjavík, Iceland
Aurora boreal sobre Reykjavík, Iceland

Debido a la cancelación del vuelo a Narsarsuaq, tuvimos que pasar noche en Reykjavík (y perder un día de viaje), y cuando en la ciudad está despejado y hay cierto nivel de alerta de auroras, no hay que desaprovechar la ocasión. Así que nos plantamos en el paseo marítimo! Madre mía lo que allí vivimos!!! Una de las mejores auroras que he visto en la ciudad. Cómo se movían, como cambiaban de verde a púrpura… Increíble!

Ver vídeo para apreciar cómo se mueven!

Aurora boreal sobre Reykjavík, Iceland
Aurora boreal sobre Reykjavík, Iceland
Aurora boreal sobre Reykjavík, Iceland
Aurora boreal sobre Reykjavík, Iceland
Aurora boreal sobre Reykjavík, Iceland
Aurora boreal sobre Reykjavík, Iceland
Aurora boreal sobre Reykjavík, Iceland
Aurora boreal sobre Reykjavík, Iceland

>>Todas las fotos de esta escala en Islandia<<

Volver al índice ↑

2 comentarios en “Maravillas de Groenlandia

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s