Vaya por delante mi máximo respeto por las familias y conocidos de los apellidos que aquí puedan mostrarse. Nada más lejos de mi intención que plasmar en fotografías el patrimonio de un cementerio histórico, ahora que se está llevando a cabo una reordenación que hará desaparecer más de 600 tumbas de la zona más antigua, borrando de la memoria nombres, fotos, fechas e historias.
Aparte del abigarramiento de tumbas en la zona objeto de reforma, lo más impresionante para mí ha sido adentrarme en las frías y silenciosas catacumbas.
A cielo abierto destacan sin duda enormes capillas y mausoleos de importantes familias mallorquinas. Verdaderas iglesias en miniatura, la más conocida, la capilla Maneu, imitando a la iglesia de Santa Eulalia y construida por el famoso arquitecto Gaspar Bennazar. Imponentes monumentos junto a sencillos nichos, mezcla de clases sociales, todos acabamos en el mismo sitio.
Recomiendo a quien no lo haya hecho, visitar el camposanto palmesano, pues especialmente los sectores 1 y 2 son historia y arte en estado puro. El cementerio original (actual sector 2) fue inaugurado en 1821 y las tumbas empezaron a colocarse anárquicamente, sin ningún orden. Al poco dio lugar a una ampliación (actual sector 1) ya más modernista y afrancesado, con amplias vías y jardines. En todo el recinto se respira paz y tranquilidad y se pueden admirar muchas curiosidades y bellos rincones, el Jardín del Islam, el muro de los fusilados, la fosa común… Los cipreses y los enormes ficus dan apacibles sombras, los gatos campan a sus anchas y toman el sol sobre las losas, flores, retratos, epitafios, juguetes y recuerdos pueblan las lápidas.
Un precioso álbum en blanco y negro