Siguiendo con los paseos urbanos en Reykjavik, esta vez toca el Grotta lighthouse, en el municipio de Seltjarnarnes. Es una zona muy bonita e incluye dos playas, la del oeste y la del sur, el lago Bakkatjörn, el faro en la isla, un campo de golf y una iglesia. (Creo que lo voy a repetir pues cuando lo hice a principios de mayo todavía no lucían los verdes como he visto ahora en la isla Viðey, además no pude llegar al faro ya que estaba cerrado por ser época de cría de las aves). A la vuelta me detuve bastante tiempo en la playa de Eiðsgrandi donde con la marea baja, las rocas albergan una multitud de cachivaches incrustados, trozos de vajillas, cristales, piezas de bronce y madera, etc.. que parecen sacados de un naufragio de época.
Isla Viðey. A tiro de piedra de Reykjavik, justo enfrente en su bahía, esta pequeña isla es como una Islandia en miniatura, cuenta con playas negras, acantilados, columnas de basalto, lagos, suaves colinas,… sólo le faltaría un mini-glaciar! Además de tener una rica historia (y ruinas), destaca sobre todo por ser la base de muchas aves migratorias y lugar de cría. Ojo! porque precisamente en época de cría serás constantemente atacado por embestidas aéreas y bombardeo de excrementos. Se llega en el ferry y en unas cuatro horas puedes recorrerla entera.
Capítulo 1 de las rutas. Próximamente (esperando el máximo esplendor del verano): Jardín botánico y Laugardalur, Árbær Open Air Museum y Elliðaárdalur, Yndisgarðurinn y Fossvogsdalur.
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