Ibiza es ese trozo de tierra en el que haces escala cuando vas a Formentera. Sí, lo digo porque cuando comenté que iba a Ibiza todo el mundo me preguntaba… ¿Y a Formentera?, ¿vas a ir a Formentera?, ¿no vas a pasar por Formentera?, ¿en serio?, Formentera, Formentera…. Dejadme en paz! No, quiero ir a Ibiza. Esa isla con más beach clubs y discotecas por metro cuadrado, y que en cierto modo le han dado nombre y fama, pero que por otra parte, la han matado un poco.
No me interesa nada esa faceta de Ibiza, así que aquí no encontrarás una guía de ocio y fiesta. Pero sí algunas de las calas y playas que he podido descubrir, así como algunos pueblos de interior encantadores y que intentan conservar su autenticidad, que no es fácil. Soy de Mallorca, así que tiendo a pensar que nada en el Mediterráneo puede sorprenderme. Pero qué equivocada estoy! Ya me ocurrió en Menorca, y ahora también en Ibiza, aunque de las dos quizás es la más parecida a Mallorca. Hay que decir que a pesar de ser finales de mayo y en situación de pandemia (que por ejemplo aún no habían llegado los ingleses) ya se notaba bastante llena de gente, en algunas playas, en las carreteras y especialmente en Ibiza ciudad. No quiero ni imaginar lo que tiene que ser en pleno julio y agosto. Y yo que pensaba que Mallorca estaba masificada, pero esto es demencial! Y cuando todo es más reducido, la gente se concentra más y se nota enseguida.
Ibiza, donde todos los pueblos tienen nombre de santos y santas, y donde otros muchos sitios parecen sacados de Juego de Tronos: Roca Llisa, Montañas Verdes, Aigues Blanques, el Nido del Águila…, es una isla pequeña, así que dar la vuelta entera es sencillo. A buen ritmo y sin tirarte horas en cada sitio, se puede aprovechar para ver muchas cosas. Tanto si llegas en barco con tu coche o llegas al aeropuerto y alquilas uno, la ruta empieza en el mismo sitio.
CALAS Y PLAYAS DEL SUDOESTE
Ni que decir tiene que por su orientación son las mejores para la puesta de sol.
Empieza atravesando las salinas del Parc Natural de Ses Salines de Eivissa y Formentera, donde se pueden ver algunos flamencos, y llega hasta las playas de Es Cavallet y Ses Salines, separadas por la Torre de Ses Portes. Son las más conocidas de la isla, donde van todos los famosos en verano. Y no termino de entenderlo muy bien, pues no me parecieron gran cosa.
Sigue la costa en sentido de las agujas del reloj y llegarás a Sa Caleta, o Es Bol Nou. Allí en los acantilados rojizos hay un túnel excavado que va a dar a un mirador o ventana sobre la cala. Chulísimo! Al otro lado de la playa, pasando por unos restos fenicios está la caleta propiamente dicha, con las casitas de pescadores.
A continuación Es Jondal, una playa de enormes piedras tomada prácticamente por caros restaurantes y sus beach clubs.
Sigue carretera arriba para llegar hasta la zona de Es Cubells, allí comí el menú del día en un sencillo restaurante delante de la iglesia, con vistas espectaculares al mar. IBIZA ES CARO, comer y cenar cada día por ahí puede costarte más que el propio viaje, aunque algún capricho puedes darte. Desde allí ya tomas la carretera hacia Cala D’Hort, antes parando en el mirador de Es Vedrá junto a la Torre des Savinar. La imagen de este místico peñón puede ser la más reconocible de Ibiza, las leyendas dicen que ahí tienen base los extraterrestres. Sólo sé que en un día claro y con el mar en calma te podrías quedar horas admirándolo, así que algo magnético sí tiene.
Después de estas vistas, baja a Cala D’Hort, la playa en sí no es muy especial, pero la presencia de Es Vedrá en el horizonte sigue ejerciendo una enorme atracción. El embarcadero en un extremo permite hacer unas fotos de postal.
Para acabar el día, yo me dirigí a la preciosa Cala Vadella, más familiar y tranquila. Volví a dormir a Ibiza, en el Fergus Style Bahamas, en Platja d’en Bossa, pero la ruta puede continuar hacia el norte.
CALAS DEL OESTE
ZONA SANT ANTONI
El segundo día continué donde lo había dejado hacia el norte, y aquí encontré dos de las calas que más me gustaron. Pasé por Cala Tarida antes de que llegara ni un alma, y a esa hora de la mañana, sin nada de viento, el mar parece un espejo. Me entretuve después intentando encontrar el acceso a las famosas puertas de Cala Llentia y al monumento Time and Space, pero finalmente desistí, realmente no valía la pena perder el tiempo en algo que no era mi prioridad. Luego leí que han robado las puertas…
Así que me dirigí a Cala Conta, o Platges del Comte. Lo bueno de esta pequeña playa es que hace una punta, y entonces como fue el caso, si sopla viento de un lado al otro se está bien, y quizás por eso le han puesto ese nombre a Cala Escondida, porque está resguardada y es una pequeña joya, la playita y su chiringuito. Se ha convertido en una de mis favoritas.
Seguí después ruta hasta Cala Bassa, el gran timo de Ibiza. Una playa a la que sólo se puede acceder desembolsando los 5 euros que cuesta el parking del beach club CBbC. Eso o aparcar en el quinto pino y pegarte una panzada a andar o llegar con el servicio de barco desde San Antonio. Eso sí, al menos con el parking te dan un ticket para una consumición (ojo, sólo agua o cerveza). Atravesar ese beach club, que domina la playa entera, es como pasear por una pequeña ciudad, 4 restaurantes de distintas cocinas, diferentes terrazas, zonas de lounge, tiendas, camareros que van y que vienen, mucha gente pija, servicios de hamacas… y música a tope, no podía ser de otra forma, estamos en Ibiza. Y para colmo, la playa estaba sucia y llena de medusas. Así que no me quedé mucho y por la tarde partí para ver las playas del norte de San Antonio, pasando por el pueblecito de Sant Agustí des Vedrà.
Cala Gració y su vecina Gracioneta son pequeñas y por su cercanía a Sant Antoni se llenan enseguida. Además tiene tremendos hoteles a sus espaldas.
En cambio, Cala Salada, más al norte, es más virgen. Aparcas y bajas unas escaleritas hasta la playa de gravilla, a su derecha parte un sendero para llegar a su hermana pequeña Cala Saladeta, puedes ir por las rocas junto al mar o por encima del acantilado, haz un camino de ida y otro de vuelta, así no te pierdes ninguna perspectiva. Cala Saladeta es de arena y la zona intermedia entre ambas calas está salpicada de casitas de pescadores. El color del agua es impresionante. Otra de mis favoritas!
Volví a dormir a San Antonio, al hotel Can Beia Hostal Boutique, una absoluta maravilla, decorado con un gusto exquisito y un verdadero oasis en medio del West End de la ciudad. Muy cerca el Sunset Strip, el paseo marítimo donde está el famoso Café del Mar, un lugar mágico para ver la puesta de sol. No sé qué tiene de especial, sitios orientados al oeste hay muchos, pero es cierto que aquí el sol reflejado en el mar tiene un brillo especial.
EL NORTE Y PUEBLOS DEL INTERIOR
Hoy, de camino a las calas del norte, toca pasar por algunos pueblos de interior. Santa Agnès de Corona es conocido como punto de partida a la ruta de los almendros en flor el Pla de Corona, debe ser un espectáculo ver esos valles floridos en febrero. En el pueblo hay un conocido bar, Can Cosmi, donde hacen unas renombradas tortillas de patata. Eso sí, el horario es muy limitado, de 13 a 16. Si llegas a otra hora, como yo, pues te las pierdes.
Sigues carretera hasta Santa Gertrudis de Fruitera, quizás el pueblo más conocido y turístico, me recordó un poco a Valldemossa, en el sentido de tener muuuchos turistas, unas tiendas muy bonitas y una plaza con todos los bares tradicionales, especialmente Bar Costa, donde sirven los populares bocadillos de jamón serrano en sillas y mesas baijtas.
Después llegas a Sant Miquel de Balansat, con su iglesia en lo alto, para mí una de las que tienen el interior más bonito, con delicadas pinturas representando historia y costumbres de Ibiza en miniatura y una capilla con los muros y bóveda decorados. Desde Sant Miquel parte una sinuosa carretera hasta el Port de Sant Miquel, y otra algo más accesible hasta Cala Benirrás.
En Cala Benirrás el color del agua te dejará sin habla. La cala, rodeada de montañas recuerda un poco a Cala Deià o a Cala Tuent en Mallorca. Existe una caseta de pescadores con un porche destartalado, ideal para hacerte fotos. Seguramente conoceréis esta cala porque algunos hippies se suelen reunir a la puesta de sol a tocar los bombos y a practicar yoga.
Siguiendo la carretera hacia el noreste llegas a Cala Xarraca. Aquí está el famoso columpio tan codiciado por las instagramers, que hacen cola para fotografiarse balanceándose en él. Buscadlo en google, ya veréis. A finales de mayo no había mucha gente, pero había cola de dos parejas, ella para posar, él para hacer la foto.
Muy cerca está Portinatx, una cala muy turística de aguas transparentes. Desde este punto estaba más pendiente de encontrar cobertura (algo que sorprendentemente resultaba complicado) para solicitar cita para la dichosa vacuna del covid. Así que me dirigí a Cala San Vicente para comer en un restaurante con wifi. La carretera hasta allí es una de las más bonitas de Ibiza, subiendo y bajando las montañas, con el mar siempre de fondo. En Cala San Vicente me había recomendado The Boat House, delante de la playa. Y la verdad es que no defraudó, se come muy bien y el ambiente es muy chulo.
Desde aquí, ya en dirección Ibiza, paré en Santa Eulalia, para subir al Puig de Missa, con su iglesia blanca, el cementerio y sus callejuelas con vistas al mar. Lástima que el día se nubló bastante.
Dormí en Ibiza, en el Ryans La Marina, donde ya me había alojado en 2017.
IBIZA
LAS CALAS DEL ESTE Y SUDESTE
ZONA SANTA EULALIA
El última día pasé la mañana en Ibiza, desayunando, mirando tiendas, (no puedes evitar volverte loca con los maravillosos pero prohibitivos vestidos de Vicente Ganesha) y paseando por Dalt Vila. Se puede comer en cualquiera de los locales de la Plaça del Parc o en la encrucijada de las calles Castilla, Madrid y Plaça Pintor Vicent Calbet.
Más sobre Eivissa ciudad en este artículo.
Después, antes de coger el ferry de vuelta a Palma me acerqué a algunas calas que me quedaron pendientes por la zona de Santa Eulalia. Aigues Blanques, Es Figueral, Cala Llenya, y sobre todo Cala Nova, otra de mis favoritas.
MIS TOP
Top playas: Cala Conta, Cala Saladeta, Benirrás y Cala Nova
Top pueblos: Santa Gertrudis y la Iglesia de San Miguel